Page 51 - Yo quiero ser como ellos
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crónica social ignoró el ágape porque se trató de una fiesta de palabras,
con Zapata y Luis Brito García poniéndolas a danzar: La sección
cultural andaba en cosas más serias, como los benditos dozavos y
los subsidios, alfa y omega de un sector amplísimo de la Intelligentsia
nacional. La sonrisa de María Lucía nos contagiaba.
La crónica en sus distintas expresiones –humorística, política,
costumbrista y urbana- tiene en Aníbal Nazoa uno de sus más
ilustrados exponentes. Esto de ilustrado es por su pasantía por El
Sádico Ilustrado, otro producto no de Alfonzo Rivas, como la Maizina
Americana, sino del propio Pedro León Zapata. Por allí pasó Aníbal,
al igual que por casi todas las publicaciones de humor que vienen
desde El Morrocoy Azul, a donde llegó tras los pasos de su
hermano mayor, el querido poeta de las cosas más sencillas,
Aquiles Nazoa.
Como Aquiles, también Aníbal es un transeúnte sonreído
de esta ciudad donde nació y por la que rompió tantas lanzas
y tanto amor desde su columna “Puerta de Caracas”. En el
desaparecido suplemento Séptimo Día se erigió rey “En el país
de los ciegos”. Como Matías Carrasco se mantuvo en el más alto
rating de papel con la columna “Aquí hace calor”, desde donde
un tipo en guardacamisa, sentado en un mueble de paletas, se
vacilaba a medio mundo mientras cogía la fresca de la tarde,
como si nada.
Muchas otras columnas calzó Aníbal con su firma, pero
yo no tengo el prodigio memorioso de nuestro amigo común,
Jesús Sanoja Hernández, para, como diría un adeco, “traérselas
a colación”, También ha publicado Aníbal varios libros que los
lectores se devoran, mientras alguien devora los derechos de autor
de Aníbal. Humorista siempre, esto (no pagarle) lo considera él un
olvido involuntario de los editores. O sea, que se les olvida, pues.
Lo cual por lo demás, le puede ocurrir a cualquiera, ¿no?
Aclaró Aníbal que nació un 12 de septiembre, es
decir, un día después del golpe de Pinochet y uno antes del
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