Page 56 - Yo quiero ser como ellos
P. 56

sea, en el golpe- los “protectores” del Presidente? Malas preguntas
            estas, Aníbal.

                 En 1945, Betancourt y Pérez Jiménez optaron por proteger
            al presidente Medina Angarita y para ello persiguieron, humillaron
            y vejaron hasta el mismo Arturo Uslar Pietri. En 1948, Pérez
            Jiménez decidió proteger a don Rómulo Gallegos y los adecos
            nunca se lo perdonaron. Después, en 1958, cuando el pueblo y los
            militares quisieron protegerlo a él, se montó en la “Vaca Sagrada” y
            huyó despavorido. Al mismo Chávez y a sus camaradas del 4-F les
            clavaron dos años de cárcel por intentar proteger a Carlos Andrés
            Pérez. Y hoy, el juez español Garzón quiere juzgar a Pinochet por
            su acto de proteger a Salvador Allende, bombardeo de La Moneda
            mediante. Al parecer, Aníbal, no hay nada más peligroso que la
            protección, según la novísima semántica del TSJ.

                 Ínfima justicia la del Supremo en estos tiempos. Después
            de eso, caro amigo, tu corresponsal en la tierra sólo puede decirte
            que aquí hace un calorón injusto, casi parecido a una indeseada
            protección.


                 II

                 Ligero de equipaje y peso físico, como para pasar inadvertido,
            mi amigo Aníbal Nazoa salió a caminar por allí y no ha regresado.
            A veces me parece escuchar su “¿Qué hubo?”, esa forma muy
            caraqueña y muy suya de saludar y no de preguntar si hubo o
            no hubo algo. De él guardo recuerdos literarios y personales. En
            mi primera clase de literatura en la universidad, el profesor de la
            materia nos entregó un texto para que lo analizáramos. Su título:
            “El nuevo lugarcomunismo”. Lo firmaba Matías Carrasco, autor
            de la columna  “Aquí hace calor”, un cronista al que leía desde
            bachillerato, allá en la Mesa de Guanipa, donde el calor no es nada
            metafórico y los pueblos no tienen puerta, como la Caracas que
            semanalmente nos abría Aníbal Nazoa con la llave maestra de su
            prosa.




            56
   51   52   53   54   55   56   57   58   59   60   61