Page 13 - Yo quiero ser como ellos
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exteriores”. ¿Desfavorables? Digamos  más  propiamente
            precarias, pero aun así, no logran doblegar el espíritu de este
            hombre excepcional.

                 Reconocía el maestro tener no pocas personas  “que me
            mascan y no me tragan: tengo muchas de éstas, no sé por qué”. Si
            era un pobre de recursos materiales, obviamente no lo mascaban ni
            tragaban por su talento y sus ideas libertarias. Don Simón Rodríguez,
            con su “no sé por qué”, hace gala de esa fina ironía suya que cortaba
            como  un  escalpelo.  En  bromas  más  domésticas  y  coloquiales,
            al pedir a Pradel que le envíe  tinta o los ingredientes  para él
            fabricarla, le acota que se la haga llegar con su criado “porque el
            viaje a Pemuco me cuesta 2 reales y no estoy para chanzas”.

                 Volviendo con Freud, para quien el humor más que resignar,
            desafía, el maestro del Libertador ironiza sobre los frutos de la
            quijotesca empresa que se trazó en vida:


                 “Hace 24 años que estoy hablando y escribiendo sobre el
            sistema Republicano y por todo fruto de mis buenos oficios he
            conseguido que me traten de LOCO (mayúsculas de S.R.)”.

                 Frente a ese trato, simplemente acota: “Los niños y los locos
            dicen las verdades”.

                 La ironía es una de las más eficaces armas para el debate y
            la polémica. De la sabiduría que viene de Europa a una América
            a la que Rodríguez le exigía ser original (“inventamos o erramos”),
            escribe:

                 “Los filósofos europeos convencidos de la inutilidad de su
            doctrina, en el mundo viejo, quisieran poder volar hasta el nuevo,  a
            emplear sus últimos días propagándola”.

                 El poeta de las cosas más sencillas, Aquiles Nazoa, decía que
            “el humor es una manera de hacer pensar sin que el que piensa se
            dé cuenta de que está pensando”. Así enseñaba, o mejor, educaba,



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