Page 9 - Yo quiero ser como ellos
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XIX no estaba tan lejos de la piel y el cerebro y brotó el sentimiento
atávico de los amos del valle y los blancos de orilla que, ayer galicados
y hoy mayamizados, nunca morirán en un París con aguacero bajo la
prosa de un jueves en el recuerdo.
El histórico Discurso de Angostura es uno de los documentos
sometidos a la tijera de estos neo-mantuanos sin mantuanaje. Podan aquí
y pican allá. Al párrafo en el que Bolívar critica la permanencia del mismo
hombre en el poder, le suprimen la frase con que el Libertador explica la
forma para evitar cualquier tipo de desviación. Al respecto dejó escrito
el gran caraqueño: “Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas
populares”.
Cercenan esta frase del discurso porque ningún gobierno en toda
nuestra historia ha realizado más elecciones que los de Hugo Chávez y
Nicolás Maduro. En 22 oportunidades el pueblo ha concurrido a las urnas
desde 1999 hasta 2017, en este año bajo fuertes sanciones económicas
de Estados Unidos y la amenaza del propio presidente yanqui, Donald
Trump, no descartar la “opción militar contra nuestro país.
También podan la oración inicial de dicho discurso. Allí expresa
Simón Bolívar: “¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas
de su mando ha convocado la Soberanía Nacional para que ejerza su
voluntad absoluta!”. Además de las elecciones rutinarias, el pueblo ha
sido convocado para elegir la Asamblea Nacional Constituyente que redactó
y aprobó, en 1999, la Constitución Nacional de la República Bolivariana de
Venezuela.
Y es esto justamente lo que se hace en cada proceso electoral: convocar
la soberanía nacional. En tiempos pretéritos, Rafael Caldera y Gonzalo
Barrios se reunían en torno a una mesa de dominó y entre piedras y trancas,
ahorcaban al pueblo y ellos dos decidían, en nombre del bipartidismo, el
curso de la Carta Magna y el destino del país. Se explica entonces la repulsa
de sus descendientes políticos cuando se convoca al pueblo -y no a ellos- para
que decida qué hacer con nuestra Constitución. Se entienden, también, por
qué defenestran los retratos del Libertador Simón Bolívar y cercenan
sus discursos, en un vano y patético intento de cercenar la Historia.
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