Page 18 - Yo quiero ser como ellos
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de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su
espada.
Para que se cohíba la más exigente y fina pluma, a la
biografía del Mariscal escrita por el Libertador, hay que agregar
el Canto a Junín, del poeta José Joaquín Olmedo. Allí se agiganta
el vencedor de Ayacucho, en todo el esplendor de su gloria y su
inmortalidad. Y por si algún laurel faltara, recordemos el pasaje
que en su obra cumbre, Canto General, le tributa ese gigante de las
letras y premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda. Pero he aquí
la clave del Sucre que buscamos: no hemos salido al encuentro del
Mariscal inmortal, sino del héroe que como el Bolívar de Pablo
Neruda, despierta cada cien años cuando despierta el pueblo; el que
está en todas partes donde se respire libertad o se luche por ella.
Y por estos días precisamente, cuando la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se reunía en Santiago de
Chile, allí estaba el espíritu y la obra de Antonio José de Sucre. Sin
Pichincha y Ayacucho, es duro decirlo pero es la verdad histórica,
no existiría la CELAC. Ni aquí en Caracas en 2011, ni ahora en
Santiago de Chile en 2013, se hubieran podido reunir en sendas
cumbres los países hermanos de la América mestiza, esa América
indígena que en el canto de Darío, aun cree en Jesucristo y aun habla
en español o en las otras lenguas del conquistador: inglés, francés
o portugués. Sin la espada y el genio que comandó la Campaña del
Sur, la espada y el genio del Gran Mariscal de Ayacucho, tampoco
hubiera sido posible el canto del poeta, el canto subversivo y libre
de Mario Benedetti: El Sur también existe.
Antonio José de Sucre estuvo en alma y obra en la Cumbre
de Santiago de Chile, en el espíritu bolivariano que la impulsó, en
el sentimiento unitario e integracionista que la convocó.
Antonio José de Sucre estuvo en cada una de las
palabras que cada uno de los Presidentes y primeros Ministros de
Latinoamérica y el Caribe, pronunció en solidaridad con nuestro
Presidente, el Comandante Hugo Chávez Frías. El Gran Mariscal
de Ayacucho estuvo presente en el reconocimiento que los jefes
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