Page 308 - Todo César: Panorama de vida y obra
P. 308

Todo César 307



               como expresión del absolutismo religioso imperante, en su acción funcional- Media, individualice por medio de movimientos a las figuras de sus cuadros,
               mente arquitectónica, religiosa y ornamental, por cuanto se aplicaba a exaltar  ni que los arquitectos renacentistas dieran mayor ampulosidad a las formas
               el dominio sobre la vida y la muerte de las castas sacerdotales y el medio geográ-  buscando no ya la dimensión hacia el cielo sino el espacio terrenal agradable y
               fico y social que los somete. Vemos, pues, en esas obras a la ideología imperante  reconfortante, que no busque la contemplación mística sino el bienestar corpo-
               dictando formas y contenido. En el Egipto absolutista la individualidad que da  ral; ni es por nada que se sustituyen los ornamentos patéticos por los florales,
               sello particular al estilo general no existía, se diluía dentro del todo dominante,  donde la fruta y la guirnalda cantan al goce físico. Todo ese triunfo, todo ese
               la firma personificadora no existía. Igual acontece, con ligeras excepciones, en  ideal expansivo se manifiesta en el arte y le da estilo. Una vez que los hombres
               la Edad Media bajo el signo del feudalismo y las corporaciones.        del Renacimiento, afianzados en su poder y triunfo, anhelan la posesión de más
                                                                                      espacio, de más poder, también la dinámica del movimiento social se hace más
               El individuo y lo particular en el estilo                              intensa a medida que surgen contradicciones. El ritmo ascendente se complica,
                 En uno y otro estilo, en el egipcio y en el medieval, la preponderancia de las  la burguesía no se ha conformado con ampararse bajo realezas absolutas, nece-
               fuerzas ideológicas generales de la clase dirigente se muestra de tal manera que  sita barrer con los restos del feudalismo representado en esos reyes y aristócra-
               domina y observa cualquier sello personal; también en el arte azteca y maya  tas. Se pone en movimiento. El Barroco insurge. Las formas en las obras de arte
               encontramos esas características. Solo en aquellas sociedades donde las luchas  se retuercen, las figuras se mueven a profundidad en los espacios luminosos, el
               y pugnas por transformaciones económicas dan margen a un antagonismo y  color se hace más cálido y encendido, el aire se mueve sonoro entre las figuras
               desarrollo de ideas en el plano cultural y político, insurge la individualidad para  y las telas. No satisface ya el palacio suntuoso ni la vida muelle y voluptuosa;
               imprimir al estilo general fuerzas y normas particulares como afirmación de  lo desconocido, la aventura, el Ofir dorado atraen hasta el delirio. El estilo se
               una realidad o adelantamiento ideal de otra a la que se aspira. Con los griegos,  torna más exuberante, retorcido, sensual. El ímpetu del triunfo, la plenitud del
               y a medida que su desarrollo político se adelanta hacia el juego democrático,  goce espacial y también las inquietudes por encontrar lo que no ha podido ofre-
               insurge la personalidad particularizando rasgos sentimentales, afirmaciones  cer la clase en ascenso tras su acomodaticio humanismo vibran hacia todos los
               y anhelos íntimos dentro del gran ritmo general. Sin embargo, es al finalizar  horizontes. El estilo de Tiziano, el de Veronés, el de Tintoreto, el de Velásquez,
               la Edad Media, y en todo el proceso renacentista y dentro del Barroco, donde  el de Poussin y el de Goya son otros tantos hitos en la jornada. En este último
               el individuo alcanza a imprimir su plenitud al estilo, claro que respondiendo  van contenidos los elementos críticos que señalan el naufragio de los ideales
               siempre a los intereses generales de clase. Y ello es posible porque esa clase  burgueses en el inmenso mar de los intereses creados. Sus caprichos, sus imáge-
               burguesa en ascenso aspira y lucha por la afirmación individual y terrena, en  nes de la guerra, sus cartones y frescos, son otras tantas quejas o anatemas o
               oposición a los ideales gregarios y espiritualistas del Medioevo. La lucha entre  anunciaciones de la podredumbre que camina bajo el atuendo esplendoroso.
               la economía feudal y la economía urbana, entre un viejo orden y uno nuevo  Balzac, años más tarde, concretará en su monumental comedia humana lo que
               que se anuncia, provoca un renacer de ideas e ideales dentro de los cuales el  el pincel goyesco había anunciado.
               hombre –individuo– sueña libertarse y hacerse poderoso. Al sometimiento a   Toda  la  vibración  barroca  dispérsase  con  la  gran  Revolución  francesa,
               una única verdad teológica lo sustituye el ansia racional de múltiples verdades, a  marcando su vértice para el descenso con las fiorituras [sic] del Rococó. Luego
               la sumisión mística la suplanta el ansia de buscar plenamente una temporalidad  de la Gran Revolución, que barre con los últimos restos feudales y da definiti-
               terrena. Esa pasión por el goce terrenal se manifiesta en una forma exuberante  vamente el poder a la burguesía, esta, revolucionaria antes, se hace cuidadosa
               y voluptuosa, sobre todo en el alto Renacimiento, donde ya es cierto y definitivo  de sus intereses, retrocede temerosa y comienza a golpear a quienes pidan ir
               el triunfo de los burgueses de las ciudades sobre los señores feudales. Cualquier  más allá. El estilo inicia entonces su dispersión. Al igual que la ideología que
               cuadro del Renacimiento muestra la ideología que caracteriza a la época. No  sustenta a la clase dirigente, que vuelve desesperadamente los ojos hacia atrás en
               es por casualidad que Giotto, rompiendo con la forma de componer de la Edad  busca de apoyo, el arte busca asiento también en formas pasadas; el Neoclásico
   303   304   305   306   307   308   309   310   311   312   313