Page 229 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa


              de poleas por las que el espacio desplaza sus recursos ci-
              néticos. Excelentes imitadores de la musculatura humana,
              conducen el movimiento ampliándolo por proyección
              cuando están abiertas, limitándolo por contracción cuando
              están cerradas, todo como podría hacerlo el tendido de los
              músculos con relación al brazo cuando este se extiende o se
              contrae. La actividad de la casa se traduce por la moviliza-
              ción de sus puertas, como la del hombre por la movilización
              de sus músculos; y no muy diferente de la relajación mus-
              cular por la que el hombre reposa es esta imagen de la casa
              en descanso, cuando sus puertas se cierran para el sueño.
              A la manera del cuerpo que acomete la actividad cotidiana
              al fin del reposo, la casa habilita su equipo de movimiento
              por activación progresiva de ambientes que se continúan
              unos en otros como los eslabones en la cadena, y por eso
              se llaman precisamente dependencias. En una operación
              expansiva cuyos accidentes se representan por otras tantas
              puertas, el movimiento iniciado en el dormitorio se co-
              munica inmediatamente al baño, donde se transmite a la
              cocina, la que a su vez lo prolonga al comedor, hasta que
              finalmente se dispara a la calle. ¡Las puertas han puesto la
              casa en marcha!
                  Lo que en fisiología se llama inervación de los múscu los,
              o sea la orden de ponerse en movimiento que les transmite
              el cerebro por medio de la onda nerviosa, puede compa-
              rarse con lo que sucede cuando alguien que viene a visi-
              tarnos toca el timbre: conducido por la vibración nerviosa
              del cable, llega el timbrazo estimulante. En respuesta al
              estímulo, la puerta reacciona abriéndose. Todo, como
              cuando el cerebro les transmite a nuestros músculos mo-
              tores la orden de echar a andar, y nuestras piernas obedecen,
              poniéndose instantáneamente en marcha.

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