Page 217 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa
cristianismo los romanos y se la consagraban a la prima-
vera, en la figura de Ceres, deidad pagana de las cose-
chas, y también en la de Venus, diosa del amor. Siempre
se la relacionaba con la idea de nacimiento, pues se refería
precisamente a la estación en que la tierra se despoja de
las nieves que durante el invierno la mantuvieron como
muerta bajo su melancólico sudario, y resurge a la vida,
cubierta de hojas nuevas y coronada de flores, mientras los
ríos reanudan la música de su viaje, derretidos ya los hielos
del invierno por el padre sol, que aparece victorioso en el
limpísimo cielo de primavera.
La gente entonces se contagiaba de la alegría del mundo
que reasumía el júbilo y la belleza del vivir. Las fiestas se
ilustraban con actos hermosos de fraternidad y amistad.
Como hoy todavía, los ciudadanos se prodigaban en so-
nantes abrazos, se hacían regalos y se congregaban en
imponentes comilonas. Los dignatarios comparecían fas-
tuosamente vestidos, en compañía de su familia, a la puerta
de sus palacios, para recibir las felicitaciones de sus súbditos,
criados y amigos. Estos traían la felicitación finamente cali-
grafiada en una tablilla, y antes de entregársela al anfitrión
se la leían de viva voz. Así nacieron las que hoy son nues-
tras tarjetas de Navidad. Las redactaban y caligrafiaban
unos escribanos públicos llamados tabeliones, que eran a
la vez poetas y artesanos, y para aquellas ocasiones se ins-
talaban con su equipo en las plazas públicas. Los tabeliones
romanos son los precursores más antiguos de las impren-
ticas que con idéntica finalidad de imprimir tarjetas de fe-
licitación, se establecen por el tiempo de las Pascuas en los
mercados de Caracas.
La más conmovedora manera de celebrar la Navidad es
quizá la que se practica en algunas regiones de Alemania.
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