Page 211 - Sencillamente Aquiles
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MESA SERVIDA
Como a una vasta mesa ricamente servida y que tuviera
la extensión del mundo, se sentaron los pueblos en el alba
de las culturas a compartir e intercambiar sus alimentos.
La historia no está hecha solo de peripecia guerrera y de
hazaña del pensamiento: la historia es, de manera princi-
palísima, la energía de la tierra transformada por el hombre
en acción creadora, y esta energía no conoce otra fuente
que la tierra misma configurada en materia alimentaria.
Por eso en la raíz de toda cultura están los oficios agrí-
colas; y entre las invenciones más antiguas que recuerda la
historia de la humanidad, está la invención de la cocina.
Por eso también cuando los pueblos se fundieron en las
grandes peripecias de los cruzamientos técnicos e histó-
ricos, los primeros productos de esas fusiones culturales
a que dieron nacimiento fueron los que se expresaron en el
mestizaje de los alimentos. Con la misma pasión que sobre
el oro de las tierras conquistadas, los conquistadores desa-
taron su gula sobre los frutos del mundo vegetal que inau-
guraban, sobre la amplia despensa que les tentaba desde
los mares vírgenes y sobre las carnes vivas de que palpitan
los nuevos paisajes. Regaron, en cambio, el territorio de
su conquista con semillas de lejana procedencia que traían
en sus escarcelas, poblaron de nuevos animales bosques
y sabanas y así fueron enriqueciendo y multiplicando los
sabores del mundo y sus olores nutridos.
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