Page 207 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa
Japón abundan las construcciones en que la estructura ge-
neral está enteramente dominada por la floración de los
techos, conocemos en cambio regiones de América, como
el puerto de Arica, en el norte de Chile, donde la ausencia
total de lluvias permite cubrir las casas con apenas un leve
encañizado desnudo para defenderlas del sol.
En los países escandinavos el aspecto general de la vi-
vienda constituye un trasunto fidelísimo de la natura leza
que la rodea. Sus adornos, sus soportales y sus rema tes son
como estilizaciones del pino y del abeto de cuyas ma de ras
fueron construidas. Los tejados, de gran alzada, evocado res
del contorno de las pináceas, se abren en rápidas ver tientes
lisas como para facilitar el deslizamiento de copiosas nieves
durante el invierno. En las achatadas casas que orillan el
Sahara el techo es plano y sin salientes, desplazándose toda
la importancia de la construcción hacia la solidez de los
muros para defender al habitante contra el viento.
Pero hay en nuestro continente regiones igualmente
desérticas, donde la lucha que ha de librar el hombre no
es ya contra el viento sino contra el frío. Una de estas re-
giones es la habitada por los indios chipayas, en el alti-
plano de Bolivia. Allí las casas no son ya cuadradas ni
chatas, sino cónicas y rematadas en domo como la parte
superior de un papelón. Merced a esa forma, y a que todas
abren sus puertas hacia el este, el interior de estas casas re-
cibe directamente la luz solar, sea cual fuere la posición del
sol en el momento en que la necesiten, proporcionándose
así un sistema de calefacción tan ingenioso como barato.
Pero la adopción de la forma redonda para construir
parece que no en todas partes se inspiró en las imposiciones
del clima frío. Sin contar con que los países invernales de
Europa emplean en general la rectangular, la latitud donde
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