Page 200 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


                El uso de las pieles como material de revestimiento
            no llegó nunca a desaparecer del todo, y aún persiste en
            ciertas modalidades del alojamiento indígena de Amé-
            rica como las chocitas cónicas llamadas tepees, de los pieles
            rojas y la tienda peluda de los patagones, suerte de arqui-
            tectura zoomorfa en que la piel ha sido dispuesta de tal
            manera que a la distancia le da al intruso la impresión de
            un enorme oso que lo espera en actitud amenazante.
                De una técnica más ingeniosa y complicada, puesto
            que al arte de combinar los materiales añadían el de man-
            tener las estructuras a flote, bien por enclavamiento de los
            pilotes o bien anclándolas con grandes piedras, eran las
            viviendas que los arqueólogos designaron con la palabra
            de origen italiano palafitos, y que simultáneamente con la
            cabaña circular de los bosques afloraba en la superficie de
            los lagos y ríos.
                La región de Europa más abundante en palafitos pa-
            rece que fue lo que hoy se llama Suiza, donde se han en-
            contrado vestigios no ya de casas aisladas, sino de grandes
            aldeas lacustres, verdaderos pueblos flotantes donde las
            casas se comunicaban entre sí y el conjunto con la tierra
            por medio de puentes de admirable trazado. En la Amé-
            rica Meridional es acaso nuestro país el más consecuente
            heredero de aquel tipo de viviendas acuáticas. La leyenda
            histórica asegura que fue la apretada profusión de pala-
            fitos en el delta del Orinoco o sobre el lago de Maracaibo,
            lo que sugirió a los descubridores el nombre de Venezuela,
            pequeña Venecia, por comparación con aquella hermosa
            ciudad del Adriático donde el esquema primitivo de esa
            construcción había evolucionado hacia las formas más ex-
            quisitas de la arquitectura civilizada. Los palafitos del lago
            de Maracaibo han cedido con el tiempo a las torres de la

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