Page 448 - Lectura Común
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La lectura común                             Lectura para impacientes
              exagerada imaginación y lenguaje sobrenatural prefiguran los
              que habrá de emplear más tarde Gabriel García Márquez en Cien
              años de soledad), donde unos seres, hechos de mazorca (Gaspar
              Ilom, Vaca Manuela Machojón, María Tecún, Goyo Yic, se lla-
              man, como sus animales, su náhuatl), susurran o profieren gri-
              tos de entresueño y desvarío, usan sombreros metidos hasta las
              orejas en forma de  resplandor y del tamaño de la plaza de Pisi-
              güilito, lucen un pañuelo de hierba para amarrarse los sentidos,
              son a ratos hombres, a ratos coyote, mientras al sol le sale el palo,
              la luna tiene color de hormiga vieja y perdura una reyerta mágica
              contra los mercaderes del maíz , la “milpa”, el “méiz”, que es carne
              humana, sentimiento.
                  ¿Quién se atrevería a fijar con alfileres de academia el sortile-
              gio que suscita esta escritura prodigiosa?





              Lope de Vega                                                 [ 447 ]
              Fuente Ovejuna

                  “Fénix de los ingenios”, es título (entre otros muchos) que da
              perduración a Lope de Vega. El teatro rimado del siglo XVI espa-
              ñol débele su inagotable don de invencionero, y el teatro de esos
              tiempos, su contemporaneidad. Así como su obra, su vida habría
              de ser igualmente pródiga. Atendió (a ratos) a la obediencia del
              sacerdote y del padre de familia, visitó la taberna y la alcoba ajena,
              conoció la ciudadanía y el destierro, el goce y el dolor, la nombra-
              día y el bolsillo flaco. De esa inmensidad escrita, Fuente Ovejuna
              se basta a sí misma y sobrepasa la infinitud que reclaman los clási-
              cos de la literatura. El tema lo prueba. Trata del alma airada de un
              pueblo que insurge contra los desmanes de un tirano, el comenda-
              dor Fernán Gómez, a quien dan muerte por mano anónima, todos
              a una. “¿Quién mató al comendador?”, inquiere el juez acudiendo
              a la palabra y al tormento. “Fuente Ovejuna, señor”, respóndele






       Lectura comun heterodox   447                                   13/4/10   12:36:31
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