Page 446 - Lectura Común
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La lectura común Lectura para impacientes
la tiniebla (la oscuridad cubre esta historia como una maldición)
a la búsqueda de un tal Kurtz, agente mercader de marfil, con-
vertido en una suerte de dios del mal, rodeado de seres salvajes
que acatan sus designios y se rinden como esclavos a su influencia
luciferina.
Si bien Marlow es el relator de la travesía, su verdadera confi-
dente termina siendo la selva misma, la cual precipita a los seres
que en ella se aventuran a la demencia, como Kurtz. Una excla-
mación pertinaz (“¡el horror, el horror!”) se escucha en el enorme
corazón de lo tenebroso.
Alejandro Dumas
Los tres mosqueteros (tomo I)
Pocas novelas han sido menos leídas que imaginadas como [ 445 ]
esta infinita aventura de los cuatro espadachines unidos por
siempre por el juramento de “todos para uno y uno para todos”. El
cine se ha ocupado de tergiversarla tantas veces y con tanta exa-
geración que de su original asunto apenas sobreviven las proezas
con el fierro de estos granujas de capa y espada.
El lector de Los tres mosqueteros habrá de encontrar en la
obra cumbre de Alejandro Dumas no pocas situaciones alejadas
del entrevero del duelo y el asalto. Ellas nos reservan un goce des-
conocido, un desusado deleite.
D’Artagnan, su héroe principal, no es el que quieren ven-
dernos las salas de espectáculos. Su valentía adolece de hartas
enmiendas, como la de sus compañeros de mosquetería, por los
que sus vidas hallan lugar y espacio suficientes (sesenta y siete
capítulos y un epílogo) para hacerse más humanos.
Pero el arma secreta de Los tres mosqueteros es la fascinación,
con la cual deseamos ser alcanzados. Dumas y sus mostachudos
prodigiosos están prestos a satisfacernos.
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