Page 62 - La escena contemporánea y otros escritos
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La escena contemporánea y otros escritos
la teoría, sino elevando la teoría a raíz de la práctica. Su contribución a
la crítica revolucionaria es precisamente el de darle un soporte político
contextualizado, sin dejar de ser por eso internacionalista, al aparataje
que el marxismo-leninismo ha fecundado como método de interpreta-
ción y lucha. Mariátegui no crítica para negar, lo hace para afirmar. Y si al
afirmar ha negado, he allí el aporte revolucionario de su dialéctica.
El partido de Mariátegui fue creado en duras condiciones, además de
la realidad propia de una sociedad semifeudal y semicolonial, del pobre
desarrollo de las fuerzas productivas y de la represión del Estado burgués;
Mariátegui tuvo que asumir el debate con Haya de la Torre y el Apra,
además de mantener activas y unitarias sus respectivas discrepancias
con la Internacional Comunista, lo que le daría al partido de Mariátegui
un nacimiento bastante original, ya que no sería únicamente el resultado
de una planificación y de una coordinación políticas, sino la construc-
ción de un engranaje que permitiera desenmascarar las intenciones de
Haya de la Torre y los apristas y al mismo tiempo, mantener la unidad en
el seno del movimiento comunista y antiimperialista, buscando y soste-
niendo una propia ruta. Todo esto sin poseer una estabilidad intensa en
la organización de las masas trabajadoras y campesinas; sin significar
una influencia decisiva en el movimiento indígena y en plena fase inicial
de aglutinamiento de intelectuales, de polémica interna, de formación
de cuadros y de diagnóstico. Que la causalidad histórica presentara al
Perú como generador de los proyectos de Haya y de Mariátegui, llevó a
este país a ser el epicentro de la batalla por definir el carácter de clase
del organismo centralizador de las luchas antiimperialistas, socialistas
y revolucionarias de la América Latina. O “partido-frente pluriclasista
y antiimperialista”, es decir, desarrollar un programa para sostener
a la burguesía nacional, o sea, el Apra; o “partido de cuadros”, con gran
influencia en las masas obreras y campesinas, es decir el Partido Comu-
nista. Esa era la disyuntiva en la que se colocaba al movimiento de masas;
con el añadido de que además de escoger una de las dos; los socialistas
tendrían que –en todas las acciones que significaran el nacimiento de su
organización– montar un aparato de desmontaje de su antigua alianza
con el Apra. Debían nacer matando. Pero, como toda lucha entre vanguar-
dias, sale ganando el que presenta un carácter más amplio, aunque sea
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