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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista


              preconizamos un sentido de avance en las aspiraciones sociales. Aquí han
              tratado de vernos, para influenciarnos, representantes de la Federación
              Internacional del Trabajo, de la Liga Antiimperialista, de los cuáqueros.
              Siempre hemos opuesto nuestro criterio decisivo de que esta era una
              lucha nacional. Martí, el propagandista del comunismo, vio que no podía
              vencer en su programa, y se retiró.”. Así había sido, Agustín Farabundo
              Martí no volvió más al Estado Mayor de Augusto César Sandino.
                 En 1931, en plena práctica de lo acordado en el VI Congreso, se desata
              la insurgencia campesina en El Salvador, que no estaba en los planes de la
              Internacional Comunista. El PCS trata de contenerla al no tener la dirección
              de los acontecimientos, pero no lo logra. Revolucionario consecuente como
              era Martí, intentó junto a su grupo, dirigir y/o colaborar con la insurrección
              indígena y campesina, ya que el PCS no tenía aún mucha influencia en este
              sector. De esta forma, los comunistas salvadoreños aplicando desesperada-
              mente la táctica de “clase contra clase”, llegaron a lanzar manifiestos que no
              se articulaban con la realidad, por ejemplo:  “En presencia de todo esto, el
              Comité Central del Partido Comunista, que representa la opinión de todos
              los trabajadores y trabajadoras de la República y que cuenta con el apoyo
              moral y material de todos los trabajadores del mundo, y bajo la dirección de
              la Internacional Comunista, ordena: “El armamento de todos los obreros y
              campesinos y el establecimiento del Cuartel General del Ejército Rojo de
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              El Salvador (…)”  El partido era aún un destacamento osado pero inci-
              piente. La rebelión fracasó, 30.000 muertos quedaron por parte del pueblo.
              Y Agustín Farabundo Martí fue ejecutado el 1 de febrero de 1932, junto a
              Mario Zapata y Alfonso Luna.  Antes de morir proclamó: “Doy testimonio de
              la entereza moral, de la pureza absoluta del General Sandino. Me consta que
              en México recibió ofertas repetidas de considerables sumas de dinero con
              tal de que abandonara su lucha en Las Segovias, y que esas ofertas fueron
              rechazadas por el General con la más noble indignación. Mi rompimiento
              con Sandino no provino, como se dijo alguna vez, de divergencias de prin-
              cipios morales, o por normas opuestas de conducta. Yo me negué a seguirle


              63   Manifiesto del Comité Central del Partido Comunista a las clases trabajadoras de
                  la República: obreros, campesinos y soldados (21-01-1932). En: LOWY, Michael.
                  El marxismo en América Latina. LOM ediciones. Santiago de Chile, Chile, 2007.
                  Págs. 133-134.


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