Page 352 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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352 Rafael Ramón Castellanos
documento diplomático, los pueblos y el ejército de Bolivia, que
lucharon para verse libres de la “Abominable dominación colom-
biana” habían nombrado ya su gobierno nacional y propio. Fijado
el hecho y tratándose de un debate internacional, estaba muy fuera
de lugar la protesta del canciller boliviano contra el título de Hija de
Bolívar con que se reconocía a su patria, protesta que se traduce por
ingratitud hacia aquél en cuyo favor había decretado la asamblea
general del Alto Perú, poco tiempo antes, los más grandes honores
y premios, reconociéndole por su buen padre y mejor apoyo contra
los peligros del desorden, anarquía, tiranía y otros males, que hacía
constar la ley N° 3 como tributo de amor y de agradecimiento a
los beneficios obtenidos de ese buen padre, en cánticos de alabanza
cuyos ecos no se habían aún desvanecido.
Tocóle a Bolivia jugar en esta emergencia un papel poco conforme a la
dignidad de una nación altiva y soberana, porque así le pareció conveniente
a su canciller, que sacrificaba el porvenir de su patria por exigencias inconsi-
deradas de política transitoria o compromisos sin forma exterior contraídos
con el caudillo peruano o por ligerezas de juicio de que el canciller se con-
sideró culpable algunos años más tarde.
Apenas llegado a Oruro el gobierno del general José Miguel
Velasco, a simple conocimiento de las nuevas de la guerra en que
amenazaban empeñarse los gobiernos del Perú y Colombia, lanzó
la cancillería boliviana el siguiente documento, que se envió por
conducto del ministerio de relaciones exteriores del Perú, fechado
el 17 de octubre de 1828:
El gobierno del infrascrito ha recibido, por el último correo, una
proclama de S.E. el presidente de esa República, y con ella la infaus-
ta noticia de que intenta declarar la guerra a la nación peruana. En-
tre otras razones se funda, en que el ejército de aquélla ha penetrado
hasta el corazón de Bolivia, sin usar de las fórmulas establecidas
por el derecho internacional. Ha sorprendido a todos los amigos
de la libertad que el jefe de una nación con quien Bolivia no ha
contraído obligación alguna de recíproca defensa, bajo el pretex-