Page 350 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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350  Rafael Ramón Castellanos



                 con su carácter público de Presidente de aquella Nación; y en des-
                 empeño de los deberes de su puesto y de los intereses del país, so-
                 licitó el auxilio de los amigos de éste, para repeler los ultrajes y la
                 agresión que se le ha hecho. Aquí ha ofrecido al Gobierno Peruano
                 sus oficios particulares en favor de la paz; si como es justo, se oye la
                 razón para que ésta se mantenga sobre la independencia de los Es-
                 tados y del respeto de los derechos, que cada uno llenará fielmente
                 su promesa en los términos que ha sido aceptada. Este proceder de
                 S. E. distinguiendo su posición, es la prueba misma, de que si ha
                 llenado sus juramentos escrupulosamente cuando ha obtenido car-
                 gos públicos, en el Perú y Bolivia, con más razón deberá cumplirlos
                 si las circunstancias lo arrebatan a pesar del retiro en que desea vivir,
                 y es empleado por su patria para servir a su honor, a sus intereses y
                 a sus derechos.
                   El capitán de la fragata “Porcia” ha venido a verse con S. E. y
                 arreglado su transporte a Guayaquil. Ya estaba hablado y corriente
                 el de la “María”. 462
               Desde su salida de Chuquisaca el 2 de agosto de 1828 hasta su entrada

             al puerto de Cobija, en lenta peregrinación porque la lesión se mantenía
             abierta, el Mariscal Sucre meditaba sobre la forma más elevada de evitar un
             enfrentamiento entre Colombia y el Perú, y abonando fuentes de compren-
             sión tocó en Arica para cerciorarse de la partida de algunos contingentes del
             ejército colombiano que habían estado a sus órdenes en Bolivia. Desde El
             Callao de donde sale el día 12 de septiembre hasta Guayaquil donde entra
             el 19 para seguir el periplo hasta Quito, pregona el diálogo, la convivencia,
             el amor entre los pueblos hermanos. Ahí están sus cartas de entonces.

               Llegó a la capital ecuatoriana el 28 y se reunió con su esposa, Mariana
             Carcelén, Marquesa de Solanda, con la cual había contraído matrimonio
             por poder el pasado 20 de abril; pero él que añoraba la tranquilidad y so-




             [ 462 ]_ Ídem, p. 226-227.
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