Page 348 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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348  Rafael Ramón Castellanos



             en los papeles públicos de Bogotá, Quito, Guayaquil, Lima y Chuquisaca,
             y su respuesta del 11 del mismo mes es así:
                   El Gobierno acaba de recibir la comunicación de V. E. de ayer,
                 y de su orden me apresuro a contestarla diciendo que aunque en
                 todos los actos y papeles, ya públicos, ya oficiales, de las Repúbli-
                 cas vecinas, se ha pretendido con especial estudio pintarnos como
                 agresores en los últimos sucesos; el Gobierno, no deseando más que
                 la paz, ha procurado evitar hasta el último trance un rompimien-
                 to que, mucho tiempo ha, reclamaban no los ultrajes y dicterios
                 con que ha sido vulnerado el pundonor peruano, (pues sólo se ha
                 opuesto un generoso desdén a la villanía de esas armas) sino los
                 aprestos y los bien conocidos planes que por el Sur y por el Norte se
                 formaban contra el Perú.

                   Estos sentimientos pacíficos son tan sinceros que el Gobierno no
                 puede negarse a aceptar la oficiosa intervención de V. E. para con el
                 General Bolívar, a pesar de que conoce, con certeza, que no puede
                 ser fructuosa; ya porque quien ha anunciado hasta el punto y tiem-
                 po del combate; quien ha sofocado la voz de su patria, heroicamen-
                 te pronunciada por la libertad y por los destinos del Perú para no ser
                 refrenado en su carrera; quien se ha negado tenazmente a admitir y
                 oír un Plenipotenciario nuestro, manifestando bien que ha temido
                 que nuestras explicaciones francas y amigables alejasen la guerra;
                 mucho menos se prestará a los buenos oficios de quien, no teniendo
                 ni carácter político ni encargo particular de nuestra parte, no podrá
                 conseguir más que expresiones vagas y dilatorias: a no ser que V. E.
                 crea que el ánimo de aquel jefe se halle hoy mejor dispuesto de lo
                 que estaba antes.
                   De todos modos, y por cualesquiera medios, este Gobierno ha
                 resuelto oír y aceptar todas las proposiciones racionales y decorosas
                 que se le hagan, pero no hacerlas. Un nuevo desaire sería insoporta-
                 ble al pueblo y al Gobierno.

                   Pero aun cuando fuesen vanos los buenos oficios de V. E., la Amé-
                 rica siempre le hará justicia; pues es regular que estos ofrecimientos
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