Page 356 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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356  Rafael Ramón Castellanos



             Bolivia en esta contienda; más, señor ministro, dígnese hacer saber a S. E. el
             presidente que entre millares de cadáveres y ruinas, incendiado todo el país,
             un boliviano que quede ha de defender sus derechos odiando a su opresor.
             Desde la fría tumba han de dirigir los bolivianos sus ardientes deseos a los
             amantes de la humanidad por la venganza. La execración general cubrirá de
             oprobio a los autores de una general devastación. Bolivia será el lugar sagrado
             que se visite con entusiasmo. Se llenará de gloria inmortal.
                   Puede el señor ministro aceptar las consideraciones y el profundo
                 respeto del ministro de Bolivia que le saluda muy amistosamente,

                   Casimiro Olañeta 463
               Ni el Libertador ni el Mariscal de Ayacucho trazaron ni siquiera una línea
             referente a este documento desdorante que no empañó el honor y la gloria de
             Bolivia porque bien definido estaba ya en la historia que un juego inverosímil

             de pasiones bastardas comprometía nombres de personas, no el gentilicio ni
             la dignidad nacionales. Los años llevarían al doctor Olañeta a rectificar su
             conducta, porque la errada política que esgrimió entonces había sido un vili-
             pendio y es así como en un folleto titulado “Mi defensa o conclusión” expresa
             que “acontecimientos imprevistos, y hablando más francamente, pasiones
             exaltadas y el carácter ardiente de un joven sin experiencia, me condujeron el
                                                                       464
             año 28 al bando de oposición a la administración del general Sucre” , pero
             aún así silencia el hecho que cuando firmó la inadecuada “declaración de gue-
             rra a Colombia” era el máximo exponente de la administración del general
             José Miguel Velasco y el Mariscal de Ayacucho estaba muy lejos de Bolivia.

               El historiador Iturricha complementa la apreciación al considerar que
             esta actitud descabellada del Canciller boliviano no se compadecía con la
             grandeza de ejecutorias del Mariscal Sucre.



             [ 463 ]_ ITURRICHA, Agustín.- Historia de Bolivia bajo la administración del Mariscal
             Andrés Santa Cruz. p. 226-270.

             [ 464 ]_ Ídem, p. 272.
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