Page 91 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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90 90  INFLUENCIA DE LAS MUJERES EN LA FORMACIÓN DEL ALMA AMERICANA

          existe y aún lleva en su copa el alma en pena del conquistador
          muerto en pecado, bajo ese mismo samán, Bolívar debía acampar
          con su ejército en una noche histórica.
             De los brazos de la esclava Matea quien debía morir centenaria
          llena de honores y a quien Bolívar quiso siempre tiernamente, el
          futuro Libertador, que era un niño terrible, pasa sucesivamente a ser
          discípulo de su pariente el jurisconsulto Sanz; del padre Andújar;
          del joven y ya célebre Andrés Bello, quienes no dejan en su espíritu

          el menor rastro, y va a caer por fin bajo la dirección de Simón Rodrí-
          guez, su loco mentor y gran amigo, cuyo idealismo extravagante
          debía dar fuego y alas al genio de Bolívar.
             La amistad de Rodríguez o el amor de una mujer, llámese Teresa
          Toro, Fanny du Villars, Josefina Machado o Manuelita, fueron las

          fuentes donde encontró siempre Bolívar el descanso o el estímulo
          que necesitaban sus descomunales empresas. El retrato de Rodrí-
          guez se impone siempre que se quiere evocar el grupo de mujeres
          inspiradoras. Él debe presidirlas.
             Este Simón Rodríguez es el prototipo de aquellos que por haber
          llegado muy cerca del genio sin alcanzarlo se quedan locos para
          tormento de sus allegados y alegría de cuantos los conocen de cerca
          o de lejos. Filósofos descabellados a lo Saint-Simon, generosos,
          paradójicos y originales, estos alocados son la sal de la vida. Ellos
          redimen a la humanidad de la avaricia y del egoísmo, que son los
          vicios de la cordura. Su inquietud sabe descubrir fases nuevas a
          las cosas más vulgares, y su presencia está siempre acompañada de
          sucesos cómicos e imprevistos. Era, pues, natural que Bolívar, tipo
          del genio equilibrado fraternizara tanto con su tocayo y profesor
          Rodríguez que fue como lo veremos ahora el alocado genial por
          excelencia.
             Rodríguez nacido en Caracas en la segunda mitad del siglo
          xviii quien en realidad no se llamaba Rodríguez, sino Carreño,
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