Page 87 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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86 86 INFLUENCIA DE LAS MUJERES EN LA FORMACIÓN DEL ALMA AMERICANA
religiosas que debían reemplazar en el gobierno de sus conciencias
a sus muy queridos y muy llorados jesuitas.
Mientras la Semana Santa, las imágenes benditas, el rosario
y la misa seguían, pues, ocupando sus mismos puestos, sin conci-
lios, teología, ni latín, las criollas resolvieron por su cuenta arduos
problemas de casuística y se hicieron en muy poco tiempo su credo
personal. En él entraba, como Pedro por su casa, la protección
y divulgación de las obras de Montesquieu, Voltaire, Rousseau
y demás enciclopedistas franceses. Era en parte una manera de
provocar a los chapetones insolentes que las prohibían y de burlar sus
pesquisas: eso bastaba. Pasarse en secreto los libros prohibidos era un
sport. Leerlos era una delicia, no por lo que dijeran, sino porque los
prohibía una autoridad que no penetraba en la conciencia. A fin de
cuentas era el contagio inevitable y virulento de la Revolución fran-
cesa que transmitía la misma España y que respondía en América a
cambios y reformas urgentes a la dignidad criolla.
En lo que concierne la complicidad de las mujeres en esconder,
leer y hacer circular los libros prohibidos, hay una carta muy signi-
ficativa. La escribe desde París el revolucionario o patriota chileno
Antonio Rojas. Es en el año 1787, es decir, veinte años después de
haber expulsado a los jesuitas. Una chilena joven y linda de quien no
se sabe el nombre, había escrito a Rojas pidiéndole datos y permiso
para abrir ciertas cajas misteriosas de libros que él había confiado
a su cuidado antes de salir de Santiago de Chile. Rojas le contestó
desde París: “¿Para qué datos ni permisos? ¿No es usted la dueña
del dueño de las cajas?”. Y comienza a enumerar los nombres de los
libros y de los autores con picante ironía como para excitar la curio-
sidad de su amiga: “Hay unos tomos in folio que son ejemplares
de un pestífero Diccionario enciclopédico que dicen es peor que un
tabardillo. Ítem, las obras de un viejo que vive en Ginebra que unos
llaman Apóstol y otros Anticristo; Ítem, las de un chisgarabis que