Page 88 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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Teresa de la Parra  87 87

           nos ha quebrado la cabeza con su Julia; Ítem, la preciosa historia

           natural de Buffon...”. Y así prosigue la lista.
              El prestigio de los libros recae sobre el idioma en que fueron
           escritos y comienza a cundir entre los jóvenes la moda de aprender
           francés. Aquellos que lo saben declaman las tragedias de Corneille.
           Las alusiones de Tancrède los entusiasma:
              L’injustice à la   n produit l’Indépendance y las ardientes criollas
           presienten el papel sublime a lo heroínas de Racine que no en el
           teatro, sino en plena vida y frente a la muerte van casi todas a desem-
           peñar muy pronto.
              No pretendo hacer aquí la apología de las heroínas de la Inde-
           pendencia del tipo de Pola Salavarrieta quienes supieron pelear a
           la par de los hombres y morir fusiladas con valor y dignidad como
           las chisperas del Dos de Mayo y como las más estupendas mujeres
           de la Revolución francesa. La historia ha recogido ya esos nombres
           que todos conocen y que irán creciendo con el tiempo a medida que
           crezcan, los países y la idea de patria. Es a las mujeres anónimas, a las
           admirables mujeres de acción indirecta a quienes quisiera rendir el
           culto de simpatía y de cariño que merece su recuerdo. Durante más
           de tres siglos habían trabajado en la sombra y como las abejas, sin
           dejar nombre, nos dejaron su obra de cera y de miel. Ellas habían
           tejido con su abnegación el espíritu patriarcal de la familia criolla y
           al pasar sus voces sobre el idioma le labraron en cadencias y dulzuras
           todos sus propios ensueños. Cuando llega la Independencia una
           ráfaga de heroísmo colectivo las despierta. Movidas por él pasan en
           la historia como el caudal de un río. Es una masa de ondas anónimas
           que camina. Uno de estos momentos históricos el más simbólico y
           quizás también el más sublime es aquel que se llamó en Venezuela:
           La Emigración.

              Era en 1814. Se había firmado ya el Decreto de Trujillo. Esto
           quiere decir sencillamente que el ser patriota o criollo era un delito
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