Page 60 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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Teresa de la Parra 59 59
descrito en verso tantas cosas antipoéticas. Yo creo, al contrario, que
hizo muy bien en escuchar los consejos del ambiente y en darles su
limosna de poesía a las pobres cosas prosaicas. En la misma ciudad
un siglo más tarde la Madre Castillo sintió también la necesidad
de encerrarse a rezar y a pensar. Cuando comenzó su noviciado
apenas sabía leer. Encerrada en su celda, o apartada en un rincón del
claustro, siempre solitaria con algún libro en la mano guardó silencio
durante muchos años. Las demás monjas, juzgándola excéntrica,
la llamaban soberbia y visionaria. Fueron estas incomprensiones
las espinas de su vida. Un día su confesor le ordenó que escribiese y
rompió el silencio. Todo el mundo se quedó asombrado de su erudi-
ción. Los obispos creyeron que se trataba de un caso de revelación
divina y le ordenaron que escribiese su vida. Lo hizo en el estilo llano
del siglo xvi, pero como todo artista verdadero sintió la corriente de
su época y reflejó a Góngora en sus versos. Celebrando, por ejemplo,
la eucaristía dice con amor vehemente:
Fuego en que el alma se abrasa
hidrópica de su incendio.
Y después:
Por sustentarme echaste
el sello de tu amor en una oblea.
¿Cómo pudo llegar tan fácilmente el gongorismo en buques de
vela y en lomos de mula hasta la celda de la monja andina?
Además de la cultura en los conventos coloniales bien aireados y
bien llenos de sol había mucha alegría. La mojigatería de ciertas beatas
y beatos y la de algunas órdenes religiosas contemporáneas no es
colonial, sino importada influencia jansenista. Ya Santa Teresa desde