Page 63 - Influencia de las mujeres en la formación del alma americana
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62 62 INFLUENCIA DE LAS MUJERES EN LA FORMACIÓN DEL ALMA AMERICANA
Yo no sé si las glosas de Sor Juana Inés irían en sobre cerrado o si
la recitaría en voz alta y bien timbrada la mandadera. Veo muy bien
el anterior cuarteto recitado ante una puerta abierta por sobre el
chocolate y el zapato aguantada la bandeja entre las manos firmes de
la mandadera. El recado fue una forma de expresión importantísima
durante la Colonia en que la amistad era comunicativa y ni existía el
teléfono ni se usaba la forma epistolar sino para secretos mensajes de
amor. Un recado bien nutrido y bien dicho duraba un largo rato y
había que ver el arte lleno de sutilezas y matices con que lo daba una
esclava que fuera recadera fina. En él entraba según las circunstan-
cias frases de bienvenida, de felicitación o de condolencia, noticias
sensacionales, observaciones sobre el tiempo, quejas y declaraciones
de cariño. Todo ello adornado con una retórica especial en un
español medio declamado y medio negro en el que de tiempo en
tiempo para mayor finura se oían sonar las eses, en Caracas por lo
menos. Yo llegué a escuchar algunos de estos recados durante mi
infancia. Hasta 1910 llegaron algunos. Se los mandaban entre sí las
señoras viejas que sentían por el teléfono una repugnancia sagrada,
y las negras que los daban solían llevar aún el paño blanco de las
esclavas puesto por la cabeza.
El convento de monjas ocupaba un lugar importantísimo, en la
vida íntima y en la vida social de la Colonia. El torno –según dice un
escritor de nuestros días– giraba más que un trompo alrededor de su
eje, no solo para llevar y traer regalos, sino para transmitir súplicas
y pasar las limosnas, “A la madre superiora” –decía una voz del lado
de afuera– “que tenga la caridad de ofrecer un rosario para una nece-
sidad muy grande. Ahí le va la limosna para las almas benditas” –y
giraba el torno.
En ciertos días se celebraban fiestas en las cuales, según consta en
los programas, había comedias, romances, bailes y provinciales. Las
monjas tocaban piezas de música y cantaban villancicos. Asistían el