Page 46 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo


            Pérez era un líder carismático, de una oratoria inagotable.
            Se le tenía por hombre duro debido a sus actuaciones como
            ministro del Interior durante el gobierno de su compañero
            de partido. Raúl Leoni, en pleno auge de la lucha guerri-
            llera. Para sorpresa de no pocos, algunos de los subver-
            sivos que enfrentó en el pasado fueron incorporados a su
            gobierno. Los tiempos habían cambiado y la lucha política
            también. Calificado de megalómano por sus críticos, sus
            sueños de grandeza hallarían un asidero material, concreto,
            en un conflicto bélico que ocurría a miles de kilómetros
            de Venezuela: la ya citada guerra entre árabes e israelíes.
                En efecto, la crisis del Medio Oriente multiplicaría
            los precios del petróleo en el mercado internacional. El
            crudo  venezolano  experimentaría  un  alza  jamás  cono-
            cida en la historia de la explotación petrolera en el país.
            Su precio pasaría de dos dólares a doce dólares el barril.
            La enorme masa de divisas que ingresó a las arcas nacio-
            nales era suficiente para hacer realidad cualquier sueño.
            Pérez incorporó a sus discursos la expresión «la Gran Ve-
            nezuela», hacia cuya construcción se orientaría la política
            económica de su gobierno. Su ministro de Planificación,
            Gumersindo Rodríguez, uno de los fundadores del movi-
            miento subversivo en la década pasada, diseñó la estrategia
            que haría posible esa Venezuela grande y próspera. Se le
            conoció como el V Plan de la Nación.
                En 1975, Carlos Andrés Pérez nacionaliza las indus-
            trias del petróleo y del hierro. Estas pasaban a manos del
            Estado, luego de más de medio siglo bajo el control de
            empresas transnacionales. En sus discursos con motivo
            de estas medidas, el presidente evoca la memoria de los li-
            bertadores, llama a los venezolanos los «hijos de Bolívar»
            y se erige en conductor de lo que se denominó «la segunda

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