Page 43 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
venezolano» y que a ello se debe el éxito de las mujeres
criollas en los concursos internacionales de belleza.
Años atrás, el ensayista y novelista Arturo Uslar
Pietri había acuñado una frase muy repetida y poco apli-
cada: «Sembrar el petróleo». Para el escritor, la renta pro-
veniente de un recurso no renovable no bastaba para salir
del subdesarrollo. Esta debía invertirse en el campo y en la
modernización agroindustrial, así como en empresas ma-
nufactureras. El general Pérez Jiménez decidió «sembrar
el petróleo» en el cemento a través de la industria de la
construcción. El otro rubro de exportación era el hierro.
Durante la dictadura se echaron las bases para la indus-
tria siderúrgica y la petroquímica, ambas en manos del
Estado. El sector privado venezolano, al igual que el resto
del país, también dependía de la renta petrolera. Se dedi-
caba al comercio y al ensamblaje de vehículos y artefactos
importados por partes.
El 23 de enero de 1958, un movimiento cívico-militar
derroca a la dictadura. Con las elecciones de diciembre de
ese año, ganadas por Rómulo Betancourt, se inicia la era
democrática representativa del país. El nuevo presidente
asume el poder con la promesa de una reforma agraria que
devolviera las tierras a quienes las trabajan. Entregar las
tierras a los campesinos sin brindarles a la vez apoyo eco-
nómico y técnico no podía conducir sino al fracaso. No
estaban en capacidad de desarrollar una agricultura com-
petitiva, que además debía enfrentar a los importadores,
quienes con préstamo del mismo Estado traían productos
agrícolas del exterior. En lo interno, sus productos eran
comprados a precios míseros por auténticas roscas que
se apoderaron del transporte y mercadeo y encarecían el
precio final que debía pagar el consumidor. Estos factores
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