Page 39 - Fricción y realidad en el Caracazo
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CAPÍTULO II
UN PAÍS RICO, UN PUEBLO POBRE
Durante la época colonial, Venezuela sustentaba su eco-
nomía en la agricultura, basada en dos productos funda-
mentales: el café y el cacao. Sin la plata del Perú ni el oro
de México, pasarán 279 años desde su descubrimiento para
que la corona española le diera rango de Capitanía General,
en 1777. La guerra de Independencia, y la Federal, arra-
sarán con sus campos de cultivo y, superada esta última,
entrará al siglo XX dependiendo de los mismos productos.
De modo que la suya será por mucho tiempo una economía
frágil y socialmente injusta. Las relaciones de producción
estarán basadas en el latifundio y en la explotación casi
a niveles esclavistas de la mano de obra campesina.
De las entrañas de la tierra brotaría el producto que
trastocaría la economía tradicional del país: el petróleo.
Con la perforación del primer pozo de crudo, en 1911,
aquella república agrícola se convertiría en un país minero.
Quienes perforaron el Zumaque I, nombre del citado pozo,
no podían imaginar que los taladros y balancines, unas
décadas después, serían comunes y corrientes en el occi-
dente y oriente de la nación. Las transnacionales del pe-
tróleo olfatearon a miles de millas de distancia el olor de lo
que algunos autores llamaron «el excremento del diablo».
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