Page 367 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera


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              cubrirla masacre de la cárcel de Sabaneta , cuando el
              reclusorio fue incendiado y murieron cerca de 200 reos (las
              cifras oficiales quedaron, como siempre, muy por debajo;
              creo que en «apenas» 52). Nosotros logramos conseguir,
              en exclusiva, todas las fotografías posibles del interior del
              penal (a donde se prohibió el acceso a los periodistas). En-
              tiéndase bien: teníamos todas las fotos de la tragedia, incluidas
              las más terribles, como cuerpos calcinados hasta el hueso
              o desmembrados a machetazos. Este material fue enviado
              en adelanto con un chofer mientras recabábamos (el re-
              portero gráfico, Américo Torres, y yo) la información com-
              plementaria. Cuando llegamos al periódico, casi una hora
              después, nos encontramos con una apasionada polémica:
              «¿Qué fotografías debíamos publicar?». Recuerda que te
              estoy hablando del diario católico de Maracaibo. El ala, di-
              gamos, «conservadora» de la redacción presionaba para que
              extremáramos la discreción en el uso de ese material grá-
              fico, puesto que corríamos el riesgo de ser tildados de «sen-
              sacionalistas» y «amarillistas». Entre tanto, los más osados,
              los que pensaban que «lo verdaderamente importante es
              vender periódicos», pedían abundancia de cadáveres carbo-
              nizados y mutilados, primerísimos primeros planos de los
              rostros de las víctimas ¡Sangre!, como se decía en el perio-
              dismo de hace veinte años, el cual, dicho al margen, lamen-
              tablemente vemos renacer con mayor fuerza en estos días,
              especialmente en provincia.
                  Como responsable del caso, me pidieron mi opinión,
              la cual felizmente prevaleció al final. Esta fue simple-
              mente como el viejo dicho popular: «Ni calvo ni con dos
              pelucas». Le dije a mis colegas que lo que había ocurrido


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                 Diario La Columna, Maracaibo, lunes 3 de enero de 1994.
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