Page 366 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
ser «neutral» sin ser fríamente objetivo. Es decir, darle la
oportunidad a todas las partes para que difundan sus ideas
y opiniones, presentar todas las aristas de la noticia para
que el receptor haga sus propios juicios, pero mantener
una opinión bien clara y sólida desde el punto de vista pro-
fesional y personal. En una situación como la de aquella
semana, todos estábamos siendo afectados y nadie podía
ser ni lejanamente «objetivo».
Por ser un trabajo «intelectual», los periodistas mu-
chas veces nos olvidamos de que nuestra labor es también
una labor «técnica», con metodologías y recursos técnicos.
El principal de ellos, obviamente, es la palabra: instru-
mento, recurso y medio fundamental para ejercer nuestro
trabajo. A más de ello, están los esquemas metodológicos,
con las 5WH a la cabeza, que fueron aumentadas hace ya
tiempo a 7, al incluirse el «por qué» y el «para qué». Todos
tenemos que aprender a caminar antes de correr… y a co-
rrer antes de volar. De allí que el aprendizaje y uso de
estos recursos es inexcusable. Pero ellos son solo instru-
mentos. El fenómeno de la noticia no tiene, virtualmente,
reglas inviolables, como tampoco tiene un tiempo y lugar
determinados para su ocurrencia. La única regla estricta
es transmitir el hecho con la mayor cantidad de sus im-
plicaciones y perspectivas posible para que sea captado en
su más amplia dimensión por el receptor. La forma como
esto se haga será apropiada o no, solo dependiendo de si se
consigue el objetivo de establecer la sintonía deseada entre
emisor y receptor. De allí que podríamos afirmar que «en
este juego se vale todo», siempre dentro de los límites de la
ética y el profesionalismo, claro está.
Valga un ejemplo para ilustrar esta posición: trabajando
en el diario La Columna de Maracaibo me correspondió
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