Page 354 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
—¿Ese estallido popular te remitió a otros tiempos
de violencia en Venezuela, de generaciones anteriores;
incluso, de familiares tuyos?
—Aunque no fui testigo porque nací un año después,
rememoré imágenes del 23 de enero del 58. También re-
cordé lo que viví en el Barcelonazo, pues residía en Bar-
celona y aunque era muy niño quedé muy impresionado
por lo que observé cuando mi tío Ramón Díaz, que era
jefe del aeropuerto, nos llevó a su esposa y a mí a reco-
rrer la ciudad porque temía dejarnos solos en la casa. Vi
muertos, hombres armados y desorden en las calles. Du-
rante la semana del 27-F se me repitieron en la mente esas
imágenes, aunque lo que estaba viviendo en ese momento
era más fuerte que cualquier recuerdo.
—¿Por qué te inclinaste por el monólogo para
escribir el trabajo titulado «Yo, saqueador»?
—Por dos razones. Una fue la gran cantidad de tes-
timonios que tenía registrados en varios casetes y la limi-
tación del espacio que nos habían otorgado los editores.
Cuando escuchaba aquello me daba dolor tener que edi-
tarlo o convertirlo en un diálogo pregunta-respuesta. Pensé
que el recurso me serviría para ganar centímetros en fun-
ción de los testimonios que había reunido. La otra razón
fundamental fue que el trabajo del cual hablamos fue es-
crito para publicarlo en ese libro, no para el diario, y eso
nos daba a los periodistas que lo hicimos mayor libertad
para jugar con el estilo literario.
—¿Quién es el personaje del monólogo, cómo diste
con él?
—Era un joven que conocía porque a veces limpiaba
parabrisas en la bomba que está frente a Parque Central.
Para la época yo vivía en uno de esos edificios y era asiduo
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