Page 358 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
—¿Cómo podía competir el reportero de los me-
dios impresos con los de radio y TV los audiovisuales,
que llevaban los acontecimientos en vivo y directo a un
público que, además, los estaba viviendo y sufriendo?
Un público que veía las noticias al tiempo que las pro-
tagonizaba. ¿Cómo competir, pues, con los medios
radioeléctricos?
—Precisamente, apelando al género narrativo-des-
criptivo para contar todo aquello que no podían decir
las cámaras y tratando de profundizar sobre las causas
y consecuencias de ese estallido.
—Volviendo al texto de «Yo, saqueador», el monólogo
fue reivindicado por Tom Wolfe y el nuevo periodismo
estadounidense. ¿Te influyó esa corriente periodística
o te dio recursos útiles en tu carrera periodística?
—Definitivamente sí. En esa época —como ahora—
muchos periodistas queríamos hacer cosas novedosas
y el nuevo periodismo daba pautas para romper con los
esquemas tradicionales sin afectar la «objetividad» ni la
esencia de la información.
—¿Por qué ese título y en primera persona?
—Fue un juego de palabras por aquello del «Yo, pe-
cador». Lo hice en primera persona porque se trataba de
un monólogo y quería dejarlo claro desde el principio.
—¿Por qué registras con fidelidad la jerga del barrio,
esa forma propia del habla del cerro?
—Porque los entrevistados eran del cerro y hablaban
así. Sin embargo, tuve que «traducir» muchas expresiones
y palabras que serían incompresibles para el lector medio y
traté de dejar solo las más comunes, las más fáciles de en-
tender. También pensé que «academizar» el testimonio le
restaría realismo, pues la gente de los sectores populares
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