Page 349 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
—Sí. Completamente.
—Eres caraqueña.
—Sí. Nací en La Pastora.
—Siempre hay en el periodista y escritor que es de
Caracas como una experiencia doble frente a los hechos
del 27 de febrero.
—Quizás hasta los magnificamos, los volvimos o los
vimos más grandes de lo que eran, estábamos inmersos.
Veías por todas partes infiltrados destruyendo tu ciudad;
es tu ciudad, es el amor que sientes por ella. Pero sentías
que no era solo la ciudad sino también la gente, era lo que
más te dolía, cónchale, la estaban matando. ¿Y tú qué estás
haciendo? Era lo que te preguntabas constantemente, qué
haces tú, te están matando a tu gente. Entonces al escribir te
salía una especie de denuncia, con los recursos que tú tienes.
—Cuando tú cubrías Caracas para la sección Ciudad,
ya era una ciudad violenta.
—Siempre, pero nunca como esa violencia del Sacudón.
Violencia de estallido. Había una anarquía completa. Sabías
que no había control de nada, en lo absoluto. Los policías
ponían a hacer cola a la gente para que saquearan, eso
lo veías tú. No había Gobierno, no había sensibilidad, no
había nada, era una anarquía completa. Entonces te de-
cías: «Todo está desapareciendo, dónde está tu gente, qué
está pasando».
—Después de todo eso que tú recogías, llegabas
a la redacción y tenías que recurrir a descripciones, diá-
logos, poner a la gente a contar sus cosas, apartarte tú
como periodista y dejarlos a ellos contar en primera
persona. Una vez que lo hacías, ¿te sentías satisfecha
cuando lograbas plasmar en tus escritos todo lo que
viste y oíste?
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