Page 246 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
llegó nadie lo estaba esperando. Entonces, unos días des-
pués, en el Papel Literario del diario El Nacional apareció
el poema de William Osuna y escuchamos la voz dolida
e indignada del poeta:
Para tranquilizarnos un hombre que muerde su mano
Desconectado de su hora.
Para tranquilizarnos el diestro animal de la complicidad,
La cabra y el cabrón enredados en el árbol de la esperanza,
Un cielo de ave dócil de perforadas monedas.
Y qué de este ojo suspendido
Y qué de este lugar magro
Y qué de ese exilio levantando polvos de maroma
Nada. Frente a un pan terrible
Un invierno y un mediodía pasando la llave del gas
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Con su silbido sereno en el túnel del hastío .
Poema motivado e inspirado en un hecho inmediato,
con las calles todavía humeantes, legiones de personas
buscando a sus familiares muertos o desaparecidos, ca-
miones cargados de ataúdes baratos rumbo a la morgue,
visiones que sacuden al poeta y marcan el tono de su lí-
rica. En medio de ese ambiente lúgubre, las clases diri-
gentes superan su miedo y perplejidad, retoman el control
y llaman a la calma y la tranquilidad. Nos quieren tran-
quilizar después de la masacre —dice el poeta— con «el
diestro animal de la complicidad» y nos ofrecen «un cielo
de ave dócil de perforadas monedas», sin valor alguno.
Ante esos ofrecimientos que él devela, Osuna pregunta
y se pregunta: «Y qué de este ojo suspendido». El «y qué»
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Ibid., p. 37.
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