Page 118 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
Un silencio tenso —relata Rangel—, de recogida emo-
tividad, fue el homenaje que rindieron los mejores na-
rradores latinoamericanos presentes a aquel narrador
elemental, que contaba su propio drama eliminando
todo elemento fabulador, poniendo de relieve las in-
mensas posibilidades del ser humano implicado en una
realidad histórica concreta.
Recuerdo que en el momento de despedirnos, García
Márquez comentó: ¡Es terrible y monstruoso lo que ha
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sucedido a este hombre! ¡Qué despreciable es todo esto! .
Aquella grabación fue transcrita con total fidelidad y
respeto a la sintaxis del narrador, con su sencillez, voceos
y giros idiomáticos de hombre de pueblo. Fue esto lo que
le dio su riqueza y atractivo narrativo al texto, como si se
tratara del rescate de la vieja tradición de echar cuentos,
solo que no se trataba de cuentos sino de hechos reales,
terribles e increíbles. La sencillez de la narración con lo
sórdido de las torturas narradas, creaba una mezcla de
atracción y rechazo al mismo tiempo que cualquier es-
critor profesional envidiaría. A ello se sumaba la certeza
de la verdad de los hechos, de que todo aquello había su-
cedido, en un país específico, bajo un gobierno que pre-
sumía de su carácter democrático. Literariamente, hemos
de señalar que se trata de un testimonio logrado a través de
una técnica periodística —la entrevista—, narrado como
un cuento. Y así se lee. Ni los periodistas ni el narrador
víctima de las torturas se propusieron elaborar un texto lite-
rario, pero este se impuso como producto final. Al respecto,
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Efraín Labana Cordero, TO3. Campo antiguerrillero, Bárbara,
Caracas, 1969, s. d.
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