Page 113 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
el llamado realismo social (expresión literaria del rea-
lismo socialista, que es rechazado rotundamente por esta
generación) y otras formas de realismo, que tenían su
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mejor expresión en la novela inmediatamente anterior .
Sin embargo, llegará el momento en que los literatos
habrán de escribir su tiempo, la época en que les tocó vivir.
Los años de la década 1960-1970 son demasiado ricos en
conflictos humanos, individuales y colectivos, años con-
vulsos y violentos, como para que la literatura los ignore.
Ello no es posible y ficción y realidad vuelven a entrecru-
zarse, a veces, a confundirse. Otros personajes asaltan el
papel de imprenta: el guerrillero, el perseguido, el mártir,
el verdugo, el torturador, el delator, el desaparecido, el
tránsfuga, el converso, el materialista y el soñador. Atrás
quedan los Llanos sin ley de Rómulo Gallegos y la dico-
tomía de civilización contra barbarie; los calurosos campos
petroleros de Ramón Díaz Sánchez y Miguel Otero Silva;
los cuentos rurales de Armas Alfonzo y Márquez Salas.
Atrás, digamos, desde un punto de vista temático. La gue-
rra de guerrillas impone su contexto. Y en sus piras, más
de una buena intención literaria se inmolará.
La literatura de la violencia, como se le definió en Ve-
nezuela, se expresó fundamentalmente a través de la no-
vela, el testimonio, la entrevista, el cuento y la poesía. En
algunos casos, y en más de una ocasión, dos géneros se
fundieron y así se habló de novela-testimonio o de memo-
rias noveladas. En otros, los géneros venían de disciplinas
distintas —el periodismo y la literatura—, y una forma de
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Luis Navarrete, Literatura e ideas en la historia latinoamericana,
Cuadernos Lagoven, Caracas, 1992, p. 157.
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