Page 108 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
imagen de progreso y de permanente fiesta nacional. Los
carnavales de su época todavía son recordados por su es-
plendor y grandes desfiles, en los que él, con traje militar
de gala, bailaba con las reinas de belleza y las artistas de
la farándula más renombradas. Aparecía manejando una
motoneta en la isla La Orchila, con bellas damas de parri-
lleras. Creaba así su propia leyenda. Era la máscara de un
régimen que persiguió implacablemente a sus opositores,
los aventó al exilio o los encarceló. Esa mezcla de represión
y fiesta, de tortura y progreso, de sonrisa y mueca, de rea-
lidad y máscara, no podía ser indiferente para la literatura,
que la abordó desde las bellas letras hasta la telenovela, pues
la realidad misma tenía tanto de tragedia como de comedia.
A la par de los ensayos y textos interpretativos de los
diez años de dictadura, dos géneros literarios —la novela y
el testimonio— intentarán reconstruir y denunciar la rea-
lidad de aquel régimen. Varias de estas obras fueron es-
critas en la cárcel o la clandestinidad; otras, después de ser
derrocado el dictador. Por lo general, los autores fueron
también actores en los hechos narrados. Esto, que es una
ventaja desde el punto de vista de la información, en no
pocos casos se vuelve desventaja al imponerse el alegato, el
grito y la consigna a la construcción verbal, a la creación
literaria. Hubo, sin embargo, narradores que supieron
salvar este escollo, este riesgo siempre presente cuando se
escribe sobre hechos inmediatos, y dieron a la luz obras de
indiscutible valor literario, novelas que valen tanto por lo
que relatan, como por la forma y estructura del relato. Por
el qué y el cómo se dice.
La muerte de Honorio de Miguel Otero Silva; La misa
de Arlequín, en la parte titulada el «Ballet de los Coro-
neles», de Guillermo Meneses; Se llamaba SN (1964)
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