Page 88 - El Reportaje, el ensayo
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capítulo vi
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               Sin duda que el ensayo mismo, como género, parece prestarse a esta
               abigarrada prodigalidad .
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               El hecho, pues, de que se esboce una teoría, se enfoque un problema
             desde una perspectiva personal, en una prosa más o menos pulcra, no
             quiere decir que se elabore un ensayo. Éste es un género literario y su
             dominio exige algo más que conocimiento del tema. Es necesario ser un
             escritor para que el ensayo alcance un valor espiritual, estético, más allá
             del contenido y además, para decirlo con Alexis Márquez Rodríguez,

               …por tratarse de una escritura fundamentalmente analítica e inter-
               pretativa, en que se intenta aportar elementos de juicios acerca de un
               determi nado tema, pero basados, tales juicios, primordialmente en la
               apreciación subjetiva del autor, sin que necesariamente deban exhibir-
               se instrumentos probatorios, es obvio que las argumentaciones pro-
               puestas tienen que afincarse en una amplia y convincente capacidad
               de raciocinio .
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               Artículos periodísticos, apuntes, pensamientos frag mentarios, di-
             gresiones escritas por allí y notas al margen que van quedando de
             alguna obra mayor, suelen ser recogidos por algunos autores y reu-
             nidos bajo el título genérico de “ensayos”. Cuando se introduce en
             estas obras –sin que necesariamente sean malas– el lector que gusta
             del ensayo, si no se decepciona, por lo menos se siente blanco de un
             fraude intelectual, el cual puede ser algo consciente de parte del autor
             o por ignorancia respecto de lo que es un ensayo.
               Este género interesa no sólo por la profundidad y originalidad con
             que el ensayista da su interpretación de los temas que trata sino también
             por su dimensión estética, literaria, que crea “un visible espacio espi-
             ritual y verbal” . De allí que Lukács, al preguntarse ¿por qué leemos
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             ensayos?, se responda: “Muchos, ciertamente, por lo que nos instruyen;

             16   Guillermo Sucre. Ob. cit., p. 6.
             17   Alexis Márquez Rodríguez. Papel literario de El Nacional, 8 de diciembre de 1979, p. 8.
             18   Guillermo Sucre. Ob. cit., p. 6.
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