Page 92 - El Reportaje, el ensayo
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capítulo vi
pq El ensayo
Quilis –citan estos autores–, hablando de los ensayos de Montaigne,
nos dice: “conduce al lector como por un río lento, con meandros,
mientras va enlazando asociaciones caprichosas de ideas que más que
probar sugieren y dan al lector la sensación de realizar por su cuenta
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una serie de descubrimientos” .
Dominio del lenguaje, de las técnicas literarias; conocimiento pro-
fundo del tema que enfoca, capacidad de análisis y síntesis, destreza
para combinar lo estético y lo conceptual, son cualidades del buen
ensayista, a las que sólo habría que agregar una que carece de fórmula:
talento. Resumamos con don Mariano Picón Salas:
La fórmula del ensayo –¡qué sencillo parece esto al apuntarlo!– sería
la de toda la literatura: tener algo que decir; decirlo de modo que agi-
te la conciencia y despierte la emoción de los hombres, y en lengua tan
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personal y propia, que ella se bautice a sí misma .
Ese bautizo es la expresión de la originalidad del escritor; su forma
particular de enfocar, interpretar y expresar los problemas y situacio-
nes, sin importar cuántas veces hayan sido éstos tratados o estudia-
dos. El buen ensayista los verá desde un punto de vista distinto, pues
lo contrario sería repetir, en vez de (re)crear.
¿Y la pureza del género? La pregunta se la hace Medardo Vitier en
su importante estudio Del ensayo americano. El autor cubano ya había
señalado la distinción del mismo en relación con el artículo, el estudio
crítico y la monografía, aunque reconocía “…que en ocasiones es di-
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fícil demarcarles exactamente las zonas” . Y, en cuanto a la pregunta
específica que se hace, relativa a la pureza del género, él mismo afirma
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que “no se puede creer mucho en ella” :
23 Irineo Martín Duque y Mariano Fernández Cuesta. Ob. cit., p. 79.
24 Mariano Picón Salas. Ob. cit., p. 8.
25 Medardo Vitier. Ob. cit., p. 46.
26 Ibíd., p. 59.
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