Page 82 - El Estado Docente
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an excelente rendimiento. Esa actitud selectiva del Estado obedece
            también a la preocupación de la educación moderna de colocar a
            cada uno en el puesto que le corresponde para el mejor servicio de
            la colectividad. El derecho a la cultura no significa adiestramientos
            idénticos para todos los ciudadanos, sino la aplicación de la capa-
            cidad descubierta a un fin útil al propio individuo y a la sociedad y
            la garantía de un nivel mínimo de cultura por debajo del cual care-
            ce de sentido la vida democrática, ya que la falta de estos elemen-
            tos incapacita al hombre para comprender el significado de la vida
            política y su situación dentro de ella.
               Tampoco significa este planteamiento acogida a la vieja tesis
            de las oligarquías dominantes en el mundo que asignan entrena-
            miento para los oficios a los pobres, mientras reserva a la universi-
            dad y el estudio de las carreras que dan prestigio a los hijos de la
            burguesía. Mentalidad y aptitudes de picapedreros pueden tener
            ricos y pobres, sólo que aquellos se abren camino con el dinero,
            mientras a éstos les cierran todos los caminos. La igualdad de opor-
            tunidades antes que todo obliga al Estado a colocar a los pobres en
            capacidad de competir con la clase opulenta.
               En la fijación de la tarea específica que a cada uno corresponde,
            según sus aptitudes, el Estado debe extremar su celo hasta no permi-
            tir que se desvíen por momentáneos entusiasmos o por insinuaciones
            interesadas la recta escogencia de la profesión u oficio. Un buen ser-
            vicio de orientación profesional obviará las dificultades y errores, los
            tanteos y fracasos tan frecuentes, debido a una escogencia equivoca-
            da, con las inevitables repercusiones psicológicas que experimenta el
            individuo, que en los ensayos pierde el entusiasmo o ancla definitiva-
            mente en una profesión sin horizontes, que agota sus energías espiri-
            tuales sin proporcionar satisfacción adecuada al esfuerzo cumplido.
            Pero tal selección no puede confundirse con la realizada en una edu-
            cación de élites, porque ésta se basa en los privilegios, que son anti-


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