Page 80 - El Estado Docente
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hambriento no se puede educar. Un niño en condiciones económicas
            desfavorables busca más bien subsistir que educarse. Por eso, nues-
            tra educación, sin ser una educación de élites, limita sus alcances; y
            por ello necesitamos transformarla en una educación verdadera-
            mente democrática: en una educación de masas.
               La educación en la Edad Media estuvo dedicada a un grupo
            reducido de personas; fue también educación selectiva en todos los
            pueblos de Europa. En la Colonia pequeños núcleos de mantuanos
            recibían en Venezuela y en América la educación, deficiente y todo,
            pero encaminada a suministrar los conocimientos y técnicas nece-
            sarias para perpetuar privilegios adquiridos, mientras el resto del
            pueblo, desheredado y explotado, permanecía abandonado de toda
            preocupación cultural. Después de la República hay cierta activi-
            dad de orden educativo, pero todavía el Estado no se encarga en
            forma total de la educación del pueblo. En la Constitución de
            Angostura, como veremos después, ya aparece una preocupación
            del Libertador por la educación. Podría decirse que nuestra educa-
            ción, por su orientación sería democrática, pero por el reducido
            número de beneficiados ocuparía un tipo intermedio, pero tiene
            aspiración a convertirse en educación de masas, en educación
            popular verdadera, cuando en el control del Estado se encuentre el
            pueblo mismo, cuando el Estado sea verdaderamente democrático.
            Esta es la meta obligada. La Constitución de 1947, como veremos
            más adelante, consignó los principios fundamentales de una edu-
            cación democrática. Estableció las normas del Estado docente y
            declaró la educación derecho de todos, con la obligación del Estado
            de suministrarla y de los ciudadanos de recibirla, la hizo gratuita en
            todos los ciclos, siguiendo la tradición venezolana. Pero esa
            Constitución duró sólo dieciséis meses, porque en 1948 caía derri-
            bado por un golpe militar el gobierno de Rómulo Gallegos. La edu-
            cación sufrió un colapso. No obstante, la dictadura no pudo detener


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