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ra, y por eso se ha dicho que al maestro y a la escuela misma corres-
             ponde orientar la función educativa espontánea de la comunidad.
             Afirma Karl Mannheim que

                mientras más consideremos a la educación desde el punto de vista de
                nuestras recientes experiencias como uno de los muchos modos de
                influir en la conducta humana, más evidente se hace que aun la técnica
                educativa más eficaz está condenada al fracaso, a menos que se la
                ponga en relación con las restantes formas de control social. Ningún
                sistema educativo es capaz de mantener en la nueva generación la esta-
                bilidad afectiva y la integridad mental, a menos que esté ceñido a una
                estrategia común con las influencias sociales que actúan fuera de la
                escuela. Sólo mediante la cooperación con ella, y en nuestros días de
                modo especial, es posible poner un freno a las influencias sociales que,
                de otra suerte, desorganizan la vida de la comunidad. 11

                Consideraciones de esta naturaleza conducen en casi toda
             Europa al control de la radio y la televisión por el Estado, práctica
             que se está extendiendo a la América Latina. Ya han centralizado el
             control de la televisión: Argentina, Chile, Brasil, Perú y México. En
             nuestro país hay una fuerte corriente nacionalizadora, debido a los
             perjuicios de los malos programas, a los cuales se atribuye influen-
             cia alienizante mediante la transmisión de programas fundamen-
             talmente norteamericanos, para crear conciencia proclive a la
             sociedad de consumo y a su creciente lista de productos.
                Por un fenómeno normal de desenvolvimiento, debido al pro-
             greso de la industria, a la intervención de la mujer en las funciones
             públicas, la familia ha perdido, en cierta manera, aquel carácter de
             organización cerrada, que permitía a la madre estar en permanente



             11. Karl Mannheim, Diagnóstico de nuestro tiempo, México, Fondo de Cultura
             Económica, 1944, p. 84.


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