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cierta independencia con respecto a ambas” .
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Engels, para poner fin al dominio de una clase sobre otra, pro-
pone con Marx la extinción de las clases bajo una organización
controlada por los trabajadores. Su solución conduciría también a
la extinción lenta del Estado, cuando eliminadas las clases se hagan
innecesarias sus funciones. Esta previsión no se ha producido toda-
vía en ninguna parte y quedaría como una difícil y acaso inalcanza-
ble solución para el futuro.
Las escasas nociones aquí suministradas en las definiciones
formuladas deben ser retenidas, porque ellas contribuirán a escla-
recer el contenido de la exposición que me propongo hacer.
EL ESTADO Y LA EDUCACIÓN
La educación es un fenómeno colectivo, y, como tal, está regi-
do por las normas fijadas por el grupo social. Se expresa como una
necesidad de la totalidad; y es por ello que el Estado determina los
medios para satisfacerla.
En un principio la educación estuvo encomendada a la familia.
Era la madre la que orientaba toda la vida de la pequeña colectivi-
dad. Y esto sigue siendo así, aun cuando el Estado, por encima,
dicte las normas generales de dirección de la educación; porque,
como es sabido (no voy a entrar en cuestiones de orden puramente
pedagógico), hay una educación espontánea y una educación diri-
gida. Solamente la educación dirigida es la que corresponde al
Estado. Esa educación espontánea que reciben el niño y el adulto,
y, en general, cuantos se encuentran en contacto con los diferentes
grupos sociales, con los padres, con los hermanos, en la calle, en la
plaza, escapa a todo control. No obstante hoy se procura que los
contactos que tenga el niño, o el adulto, o la colectividad, no se
encuentren en contradicción con las normas generales fijadas para
la educación dirigida. Se aspira a que la colectividad sea educado-
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