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estricto del vocablo.
El concepto de nación puede alargarse y se alarga hasta un con-
tinente. Se habla de la nacionalidad europea, de Europa como una
nación, con cultura común, aun cuando con idiomas diferentes,
compuesta de pueblos que tras de un largo y permanente mestizaje
llegan a identificarse. De igual manera y con mayor propiedad
puede hablarse de una ciudadanía latinoamericana, pues en este
continente existen elementos para conformar una comunidad de
intereses y a diferencia de Europa, la lengua, la cultura y la religión
comunes hacen posible no sólo la convivencia, sino la defensa de
intereses que a todos los pueblos beneficia. El Libertador Simón
Bolívar, interesado en la integración latinoamericana hablaba en
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1822 de la América española, como “una nación de repúblicas” .
Al Supremo Director de las Provincias unidas del Río de la Plata,
Juan Martín Pueyrredón, había dicho antes: “Una sola debe ser la
patria de todos los americanos”. Ya en 1814, en medio de las adversi-
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dades de la guerra, había dicho: “Para nosotros la patria es América” .
En Europa se ha organizado, para la defensa de intereses eco-
nómicos comunes la llamada “Comunidad Europea” que con gran-
des inconvenientes va perfilando la concreción del anhelo unifica-
dor. En Latinoamérica también se hacen ensayos como el de la
ALALC y más recientemente el Pacto Subregional Andino. Pero en
ambos continentes los usos y costumbres nacionales, los recelos, el
peso de la historia que conformó las nacionalidades, dificultan las
tareas integradoras.
Como representante de los intereses generales de la colectivi-
dad, al Estado corresponde indicar cuál es la forma como esos inte-
8. Simón Bolívar, “Carta al general Bernardo O’Higgins, del 8 de enero de 1822”,
Obras completas, La Habana, Edit. Lex, 1947, v. 1.
9. Ibid., pp. 293-294.
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