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tía ese largo camino que aún hoy recorre el pueblo en pos de la cul-
tura, la educación y el goce pleno de sus derechos políticos y socia-
les. El 15 de enero de 1932, Luis Beltrán Prieto Figueroa, maestro de
una escuela pública y estudiante universitario, funda junto con un
reducido grupo de educadoras y educadores, la Sociedad venezolana
de maestros de instrucción primaria (SVMIP), con el propósito de
organizar al magisterio y de educarlo para la reforma de la educación
venezolana sobre bases pedagógicas de la escuela nueva: la libertad
del niño y del adolescente, la actividad centrada en sus intereses cog-
nitivos y afectivos, la educación a partir de los desarrollos particula-
res de su naturaleza bio-psicológica, la educación sexual, la coedu-
cación de los sexos, el laicismo en la escuela y el vínculo de ésta con
la comunidad local y nacional para formar un espíritu ciudadano que
armonizara con nuevos y progresivos intereses nacionales. Era la
declaración de una voluntad de lucha contra todas las formas nocivas
de la escuela tradicional.
Ejemplo de esa voluntad de lucha y transformación es el
Proyecto de Ley Orgánica de Educación Nacional que en abril de
1936 introduce Prieto Figueroa al Congreso Nacional dominado en
su mayoría por afectos al gomecismo. En la elaboración del men-
cionado Proyecto había participado una Comisión Mixta integrada
por la SVMIP, la Federación de estudiantes universitarios, y profe-
o
sores. En el artículo 1 , se ponía bajo la responsabilidad del Estado
la educación del pueblo, se ampliaba la gratuidad de la enseñaza en
el sentido de poner a cargo del Estado la obligación de ayudar a los
individuos necesitados para que pudieran concurrir a la Escuela. Se
invertía la carga; ahora los padres no eran sólo los únicos responsa-
bles de la educación de sus hijos.
¿Qué sucedió? Que los sectores conservadores, laicos y reli-
giosos, se movieron contra esa iniciativa y la acusaron en el Con -
greso, en la prensa y en la calle de atentar contra la religión, contra
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