Page 10 - El Estado Docente
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con iguales –o peores– adjetivos por el sector conservador de la
            sociedad venezolana. Ni que decir que tales acusaciones las conse-
            guimos a todo lo largo y ancho de la América del Sur donde la volun-
            tad política del Estado y/o la responsabilidad de las mayorías de los
            educadores levantan las banderas de la transformación educativa con
            un sentido democrático, moderno e igualitario.
               Revisemos nuestra historia educativa en este punto. Cuando
            miramos con atención la evolución de esa expresión tan importan-
            te de nuestra cultura que es la educación nacional, hallamos esa
            cerrazón oposicionista de naturaleza conservadora a la interven-
            ción del Estado en la educación de las mayorías. Sea que estudie-
            mos el siglo XIX, sea que lo hagamos para el siglo XX, nos encon-
            tramos con el egoísmo de raíz colonial, dogmático y excluyente, en
            la mentalidad de “liberales” y conservadores criollos.
               Simón Bolívar, Libertador entre Libertadores, concibió la edu-
            cación como base esencial de su proyecto político republicano.
            Imbuido del espíritu más progresista de la filosofía de la Ilustración,
            la educación tenía para él una función transformadora del individuo
            y, no menos, de las mayorías de la América del Sur recién liberadas
            del sometimiento de la corona española.
               Bolívar entendió con lucidez la necesidad de la educación
            pública bajo la tutela del Estado. ¿Por qué esto? Porque la educa-
            ción pública definida en sus fines, organizada y supervisada por el
            Estado era la mejor garantía para conservar y asegurar la indepen-
            dencia de las jóvenes repúblicas. Sus cartas, discursos, proclamas y
            constituciones, traducen y recrean con mirada propia el pensa-
            miento de los filósofos de la Revolución Francesa. Por eso se pro-
            nunció por una educación que arrancara del alma colectiva los per-
            niciosos efectos de la tiranía colonial, de la esclavitud, de la
            ignorancia. Abogó por una educación que formara republicanos,
            ciudadanos. En el Discurso de Angostura (15-2-1819), como en


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