Page 126 - Ecosocialismo
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Algunos derechos esenciales en la perspectiva ecosocialista  125



           la escolarización, el Derecho a aprender ciertos conocimientos y
           habilidades de base, como leer, escribir y calcular.
              Nosotros insistimos sobre el hecho de que no hay que confundir
           educación con enseñanza, aprendizaje o adiestramiento. Una maestra
           puede enseñar algo a unos niños. Pero cada niño, cada adolescente,
           cada joven, cada adulto y hasta cada anciano se educa a sí mismo
           durante toda su vida.
              La educación es un proceso reflexivo que se realiza en el trans-
           curso de toda la vida del ser humano: cada quien se va educando
           durante toda su vida.
              Pero —ya lo hemos dicho— el ser humano es un animal social.
           Vive en una sociedad precisa y ésta se desarrolla en un cierto
           ambiente natural y humano. El ser humano se educa, por lo tanto,
           gracias a sus interacciones con los seres humanos más cercanos (en
           las diferentes etapas de su vida) y con su ambiente físico y humano.
              Si tomamos en consideración la enseñanza y no la educación,
           nos daremos cuenta de que los programas de enseñanza (a menudo
           muy rígidos) están diseñados para una reproducción social, el
           mantenimiento del statu quo y no una liberación del ser humano.
           Los programas escolares están empapados en un espíritu de
           competitividad, lo que es un reflejo de la sociedad capitalista. La
           escuela prepara a la gente para insertarse en ella. No se concentra
           en la formación de ciudadanos. Su eje es la competencia y no la
           solidaridad.
              La  Conferencia Mundial de los Derechos Humanos,  que se
           realizó en Viena en 1993, trató in extenso el Derecho a la educa-
           ción, tomando ésta principalmente en el sentido de enseñanza o
           aprendizaje. Antes hubo otros numerosos foros y documentos al
           respecto como, por ejemplo, el Proyecto de Educación para Todos de
           la UNESCO (1984). Estas iniciativas han sido evidentemente posi-
           tivas, sobre todo si llegan a resultados concretos, pero, en general,
           no abordan el aspecto revolucionario que debería ser la  educa-
           ción por la simple razón de que las organizaciones internacionales
           emiten documentos que deben contentar a todo el mundo.
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