Page 66 - Del Tradicionalismo a la Modernidad
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requiere  la  nacionalización  de  la  banca,  de  la  electricidad,  del
           mercadeo agrícola, de algunos grandes transportes, y de ciertos
           monopolios agroindustriales.
           Situación de la agricultura y la cría
           El auge del petróleo ha resultado en el abandono de la agricultu-
           ra, que constituía la fuente tradicional de exportaciones del país.
           Los  capitales  invertidos  en  el  campo  fueron  trasladados  a  los
           centros urbanos, inflados por el crecimiento de las exportaciones
           petroleras y del flujo de cuantiosas divisas que posibilitan fáciles y
           lucrativos  negocios  de  importación  y  de  especulación.  La
           oligarquía latifundista venezolana se transformó en una burguesía
           "consular"  que  medra  al  amparo  del  negocio  petrolero  y  del
           Estado  complaciente,  importando  productos  extranjeros,
           practicando el préstamo hipotecario, estableciendo servicios para
           el  consumo  de  los  grupos  de  elevado  ingreso  y  administrando
           sucursales  de  consorcios  foráneos.  Es  sorprendentemente  vasto
           en  Venezuela  el  sector  terciario  de  la  economía,  pero  ello  no
           constituye  un  síntoma  de  progreso  sino  de  deformación:  las
           inversiones  de  capital,  de  talento  y  de  trabajo  que  se  hubiera
           debido realizar para desarrollar, aliado del petróleo, una industria
           manufacturera  nacional  y  un  agro  moderno  -ambos  orientados
           hacia  la  exportación  después  de  sustituir  las  importaciones-  se
           han  hecho  en  servicio  que  sólo  una  economía  autónoma  y
           diversificada debería poseer esa amplitud.
           La  agricultura  y  la  cría  -actividades  de  las  que  se  derivaba  su
           sustento un 28 por ciento de la población en 1970 no aportaron
           en ese lapso sino un 8 por ciento del producto territorial bruto.
           Una gran proporción de las tierras en posesión privada son lati-
           fundios  improductivos,  que  apenas  sirven  para  albergar  unos
           cuantos campesinos y peones de poco rendimiento y que consti-
           tuyen  meras  reservas  de  capital,  mientras  sus  dueños  ausentis-
           tas se dedican a negocios en los centros urbanos del país.
           El  sector  de  haciendas  modernas,  bien  administradas  y  de  tipo
           capitalista  es  aún  muy  exiguo,  aunque  va  aumentando
           gradualmente.  Se  estima  que  de  las  tierras  potenciales  cultiva-
           bles, menos del 10 por ciento está siendo trabajado efectivamen-

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