Page 65 - Del Tradicionalismo a la Modernidad
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economía de centros imperialistas foráneos, y sobre todo de los
Estados Unidos, representa un 20 por ciento del PTB y el 90 por
ciento de las exportaciones venezolanas, aportando un 85 por
ciento de las divisas y alrededor del 60 por ciento de los ingresos
fiscales, (por otra parte, para 1974 absorbía menos del 1 por
ciento de la fuerza laboral del país). Bajo el régimen de
concesiones, el capital monopolista norteamericano controlaba el
59 por ciento de la industria petrolera del país, y el capital anglo-
holandés, el 28 por ciento. De las exportaciones de petróleo y de
mineral de hierro, casi la mitad va dirigida a un solo país, los
Estados Unidos de Norteamérica y el resto, en proporciones
decrecientes, a Europa Occidental, Canadá y América Latina. Ve-
nezuela ha venido dependiendo, pues, en forma determinante, de
la exportación de un producto cuya elaboración y mercadeo no
controlaba, y del país imperial que absorbe casi la mitad de ese
producto y dirige las fases de su mercadeo mundial. El sector
determinante de la economía de Venezuela ha sido aquel que no
pertenecía efectivamente a los venezolanos sino que, por sus
ataduras a consorcios internacionales y a mercados externos y
por el control técnico que sobre él ejercían los concesionarios,
constituyó un "enclave" semicolonial en el país. La solución a tal
dependencia sólo puede encontrarse en la nacionalización efecti-
va y completa de la industria del petróleo y también del hierro-, lo
que como principio implica su gestión directa por el Estado.
Nacionalizar la industria petrolera perdería gran parte de su
sentido progresista, si se dejara el mercadeo del producto en las
manos de los consorcios transnacionales del aceite negro, y si se
continúa contratando a dichas empresas para el suministro de la
tecnología esencial. La nacionalización no satisface un verdadero
propósito nacionalista, si implica la continuación de la asociación
con las compañías imperialistas, a través de fórmulas de empre-
sa mixta directa o indirecta. Asimismo, los sectores populares
deben luchar para que la nacionalización se convierta en una so-
cialización, es decir, que la industria petrolera nacionalizada sea
puesta al servicio de los intereses de las mayorías y no de
sectores privilegiados minoritarios. Además de la nacionalización
de las industrias del petróleo y del hierro, la liberación del país
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