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26 | Agroecologías insurgentes en Venezuela
Entre los resultados más notables, está la ejecución de programas
de redistribución de la tierra, así como también los vinculados con
la educación, vivienda, atención médica y medios/comunicaciones
(Enríquez, 2013). Además, como efecto directo e indirecto de programas
como el de distribución de alimentos, o aquellos que incrementaron la
capacidad de compra de alimentos entre los sectores más empobrecidos,
fue posible la superación del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio,
de reducir el hambre a la mitad, antes de 2015, según la Organización de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2015).
Si bien es cierto que los incrementos en la producción de alimentos
fueron sostenidos por los ingresos que produjo la industria petrolera
rescatada por el Gobierno (asumiendo una estrategia muy distinta a las
décadas precedentes), también debe mencionarse que fue altamente
dependiente del sistema agroalimentario corporativo (Herrera et al., 2017).
Por lo tanto, significó la consolidación del complejo industrial de
importación/producción agroalimentaria y, probablemente, este
fenómeno ocurrió en detrimento de posibilidades para generar
procesos masivos y locales dirigidos hacia la soberanía alimentaria.
3. La visibilización de un sujeto protagónico desde el poder popular
A pesar de las contradicciones antes expuestas, también existió
3
simultáneamente una suerte de proceso de masificación de la agroecología
impulsada por marcos legales e institucionales, promovidos “desde arriba”
por la Revolución Bolivariana. Para el proceso bolivariano, el acceso a los
alimentos se estableció como una prioridad y la agroecología, definida
como “agricultura sustentable” en el artículo 305 de la Constitución
venezolana, se convierte en una herramienta complementaria para intentar
transformar el sistema agroalimentario. Un esfuerzo que consiguió
terreno fértil en la creciente organización social promovida por otros
programas de gobierno, tanto en áreas rurales como urbanas, que parten
del protagonismo de las comunidades.
3 Entendemos el proceso de masificación de la agroecología, como la forma en que más
agricultores y comunidades pueden adoptar más prácticas sostenibles, así como promover
el desarrollo de políticas públicas y mercados más acordes, los cuales son impulsados
por 1) crisis que impulsan la búsqueda de alternativas; 2) organización social; 3) procesos
constructivistas de enseñanza-aprendizaje; 4) prácticas agroecológicas efectivas;
5) movilización del discurso; 6) aliados externos; 7) mercados favorables, y
8) oportunidades políticas y políticas favorables (Mier y Terán et al., 2018).