Page 195 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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Agricultura urbana en Venezuela | 195
y agrarios aborígenes” (p. 147). En este sentido, estos cambios, inducidos
por los colonizadores en el paisaje natural y cultural de las regiones
geohistóricas, propiciaron la consolidación de un paisaje “criollo” que dio
su especificidad a la posterior producción sociocultural del espacio social
urbano o agrario en Venezuela (Sanoja, 2011).
Los primeros conquistadores españoles se asentaron en espacios
geosociales que habían sido producidos, poblados y trabajados desde años
atrás por comunidades agroalfareras sedentarias y adoptaron parte de sus
técnicas constructivas y algunas tradiciones alimenticias (Sanoja, 2011).
La fundación de ciudades y la implantación de las capitales provinciales
se llevó a cabo donde ya existían importantes poblaciones aborígenes,
lo cual constituyó el núcleo inicial de la sociedad colonial venezolana
y del territorio nacional. Esto logró instaurar relaciones de bloques
hegemónicos de poder, la estructura espacial y sociocultural de nuestras
regiones geohistóricas.
Así, mediante leyes y ordenanzas españolas, se legitima el despojo de
las tierras que eran propiedad de las comunidades indígenas y se instaura
una producción del espacio colonial, en el cual se reglamentaban las
relaciones sociales de producción entre los españoles y las poblaciones
originarias americanas. Esto sentó las bases para el desarrollo de las
instituciones que regirían la vida colonial, destruyendo la organización
social y territorial originaria de las comunidades indígenas mediante un
proceso de transculturación. Asimismo, cabe destacar que, a partir del
régimen de encomiendas vigente hasta mediados del siglo XVII, se da
inicio a la formación territorial agraria en Venezuela fundamentándose el
surgimiento del modo de vida colonial mercantil (Sanoja, 2011).
Posterior al régimen de encomiendas, a finales del siglo XVII, las
comunidades encomendadas se convertían en trabajadores libres, pero
quedando vinculados con sus antiguos amos con quienes continuaban
trabajando a cambio de especies o dinero y confinados a un esquema de
explotación y de deudas que no accedían a pagar; en este caso, sin ningún
mecanismo legal que enmarcara la relación laboral (Sanoja, 2011). Así,
en el marco de relaciones de opresión y explotación, con el desarrollo y
la expansión del capitalismo se promovió una ampliación del comercio,
lo cual permitió un flujo de la producción de los capitales más allá de las
fronteras territoriales de los centros industriales europeos occidentales. En
esta condición, los conquistadores localizaron los centros de producción